Salamanca, Guanajuato.- Martha Laura Silva heredó la dulce tradición de elaborar alfeñiques, esas singulares figuras de azúcar glas que son parte de la identidad de Salamanca y que le dan un toque especial a la festividad de Día de Muertos

Azúcar glas, grenetina y colorantes vegetales son los materiales que se requieren para elaborar los alfeñiques. La creatividad, la destreza y la paciencia, son habilidades que caracterizan a Martha Laura, quien se inspira en la sátira que rodea a la muerte para personificarla de diferentes maneras.

Creatividad, destreza y paciencia son esenciales para crear los alfeñiques. Foto: Alejandro García.

Martha Laura Silva es la cuarta generación que se dedica a elaborar alfeñiques y se siente orgullosa de conservar esta dulce tradición. Desde enero empieza a dar forma a las figuras, en esta labor artesanal la apoya su familia.

Independientemente de ser comerciante, para mí es muy satisfactorio elaborar estas piezas, a mí me gusta mucho ver que la gente instala los altares para sus seres queridos, que se les recuerden y que en la ofrenda pongan un alfeñique es muy bonito”, comentó Martha Laura.

En su pequeño espacio instalado en el Jardín Principal, Martha Laura ofrece a la gente las tradicionales calaveras, las muertes, las catrinas, los ataúdes, los altares de muerto y no pueden faltar los borregos, las gallinas, las canastas de fruta, los platos de mole, las enchiladas, los platos con piezas de pan y una extensa gama de figuras.

Martha considera que la tradición de comprar estos dulces se ha ido perdiendo. Foto: Alejandro García.

“Se está perdiendo mucho la tradición, años atrás uno trabaja y la gente venía y compraba el alfeñique con gusto, había más algarabía, ahora uno ve que es diferente la emoción o la percepción de las personas, mucho influyen las costumbres extranjeras y las tiendas departamentales que con mucho tiempo empieza a ofrecer este producto”. 

El alfeñique más económico cuesta 5 pesos y el más caro tiene un costo de 180 pesos; sin embargo, su verdadero valor radica en el sabor a tradición que estas dulces figuras le otorgan al Día de Muertos, una de las festividades más importantes y arraigadas en México. 

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