Desde pequeña a Carolina Miranda Romo, de 33 años, siempre le interesó la medicina.
Después de especializarse más en el área, se dio cuenta de que su contribución médica estaba con los más pequeños y en ayudarlos a prevenir enfermedades crónicas degenerativas.
“Siempre me ha gustado ayudar a la gente, al principio llegué a creer que mi camino estaba en la medicina, pero conforme iba avanzando me di cuenta de que no era lo mío”, mencionó.
“Tengo una empatía muy fuerte, siento que en la cuestión médica me costaría mucho trabajo dar la mala noticia, y nutrición siempre fue una espinita que tenía.
Me gusta que es para ayudar a las personas en el tema de cambios de hábitos, de saber qué nutrición es preventiva y puedes evitarte todas las enfermedades si desde el principio cuidaste todos tus hábitos de alimentación e hiciste ejercicio”.
Actualmente, Carolina se desempeña como nutrióloga clínica pediatra en el Hospital de Alta Especialidad del Bajío y tiene un consultorio privado.
Es graduada de la Universidad de Guanajuato y tiene una maestría en Nutrición Clínica por la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA).
¿Cómo es la atención y cuidado a niños con cáncer?
Los pacientes que tengo en consulta les enseño qué no es una dieta, que aprendan a comer para tener hábitos saludables y que no vean el tema de la alimentación cómo algo malo, algo restrictivo o negativo.
Y en lo emocional, si te afecta porque haces un vínculo con los pequeños y la familia, pero creo que más que afectarme emocionalmente para mal, me ha ayudado en la cuestión de valorar lo que tenemos.
Valorar cómo somos y yo creo que ese también es nuestro granito de arena para esos niños y para esas personas que sufren alguna enfermedad oncológica.
Siempre hay que aprender y también valorar lo que tenemos, valorar tu salud, cuidarte, no mal pasarte en ciertas cosas y decir que cuidas tu salud.
¿Cuáles son los cuidados pediátricos que todos los padres deben de saber?
Hay que cuidar la alimentación de los hijos desde el día cero, realmente los primeros dos años de vida son muy importantes en el desarrollo de toda tu vida, metabólicamente hablando.
Un niño que tiene una mala alimentación desde pequeño seguramente va a ser un adulto enfermo con alguna enfermedad crónico degenerativa como la diabetes, hipertensión, dislipidemias.
Antes nuestras abuelas decían “niño gordito, niño sano”, porque se veía mucho lo que era la desnutrición.
Entonces tenerle miedo a la desnutrición hizo que todos pensaran que un niño gordito no se enfermaba.
Pero la realidad es que el sobrepeso y la obesidad es una enfermedad que conlleva enfermedades que son iguales o peores que la desnutrición.
Tristemente, mal alimenta a sus niños creyendo que van a estirarse, pensando que se les va a pasar y ese punto nunca llega y el niño crece con malos hábitos. Entonces cómo puedes pedirle a un adulto que genere buenos hábitos cuando desde niño nunca se los inculcaron.
¿Cuáles son tus aspiraciones?
Cuando recién egresé de la universidad fue como un, ¿qué va a pasar ahora? De ahí puse mi consultorio privado y siempre mi meta fue entrar a un hospital, siempre me gustó la cuestión clínica.
Entrar al Hospital de Alta Especialidad, que es un tercer nivel, para mí fue un brinco muy grande, fue una meta que tenía en mi vida. Y es la meta que cumplí.
Ahorita mi meta a largo plazo es seguir creciendo en el área de pediatría, seguirme cultivando, investigando, fomentando para crecer profesionalmente dentro del área clínica y hospitalaria.
También me interesa crecer mi consultorio, poder apoyar en el cambio de hábitos alimenticios y ayudar a las personas a lograr sus metas, tanto en el aspecto deportivo como en el nutricional, y me gusta la buena mancuerna que he hecho con mi esposo.
¿Cuáles son tus hobbies?
Me gusta pintar en óleo y me gusta jugar tenis, inicié a jugar cuando estaba en la universidad.
Es un desahogo cuando me siento frustrada o cuando quiero relajarme y despejar mi mente.