Una vez más, la de 108 costuras nos enseña que, como en la vida, todo tiene un remedio o una solución.
Más de veinticuatro horas después de la amarga derrota 5-4 ante Colombia en extra innings, la Selección Mexicana de Beisbol dio un auténtico batacazo sobre el diamante al derrotar por pizarra de 11-5 a uno de los grandes favoritos para ganar el Clásico Mundial: los Estados Unidos.
Como en todo caso que se nos cruce en la vida diaria, las segundas oportunidades pueden ser fructíferas si se corrigen los errores y se aprovechan dichas instancias para crecer considerablemente, siendo esto algo que ejecutó a la perfección Benjamín Gil un día después del amargo debut.
A pesar de las críticas hacía su manejo de equipo al repetir los mismos nueve hombres que perdieron ante el cuadro sudamericano, el tiempo le dio la razón por una puntual correción de errores que terminó por decidir el encuentro ante los locales: la paciencia y el bateo oportuno.
Tan solo en el primer cotejo, hubo un tramo donde las ansias ganaron y siempre, al primer lanzamiento del rival, trataban de hacer contacto con el bate.
Aquello reflejó una notoria frustración que se disipó ante “Las Barras y Las Estrellas”, pues demostraron paciencia, determinación y colocación cuando el juego más lo requirió.
Luchar contra la adversidad y vencer
La victoria contra Estados Unidos fue increíblemente especial porque más allá de haber ganado la rivalidad por tercera ocasión en la historia del certamen, el beisbol nos demostró que puede ser una enorme vía de motivación y esperanza.
Y es que el Jugador Más Valioso (MVP por sus siglas en inglés) fue el culiacanense Joey Meneses, aquel dorsal número 32 que, tras seis años de navegar en la incertidumbre por las sucursales menores de Bravos de Atlanta, Filis de Filadelfia y Medias Rojas de Boston, fue persistente y resiliente para que hoy, a sus 30 años de edad, disfrute del enorme momento con México tras un debut en MLB de 13 jonrones y 34 carreras producidas con los Nacionales de Washington apenas el año pasado.
Ayer, cuando la novena tricolor más necesitaba a una figura para encarar un juego de alto calibre, apareció ‘CabaJoey’ con dos jonrones y cinco carreras impulsadas para, de paso, ganarse el corazón y admiración de los mexicanos por su enorme resiliencia.
Y, si a esas vamos, el caso de Randy Arozarena tampoco desentona.
Un poderoso jugador en el diamante que, tras nacer en Cuba y vivir un largo tiempo en Yucatán con su familia, se enamoró de la República Mexicana al grado de nacionalizarse mexicano el pasado abril del 2022.
“Yo me siento contento por el cariño del público y mis compañeros. Lo más importante no soy yo, sino el equipo. Estoy muy emocionado. Gracias a los Toros de Tijuana porque fueron mi primer escalón para hoy estar aquí”.
Aquellas palabras salieron de su boca tras otra noche de ensueño para él con dos carreras remolcadas.
Quien iba a decir que aquel hombre que arribó al 2016 a México en busca de trascender, hoy ostenta el récord de más jonrones (10) en una postemporada de Grandes Ligas y siendo una de las grandes figuras del Tricolor en el Clásico Mundial 2023.
Por la siguiente ronda
Más allá de los números que son la base de este deporte, este equipo demostró algo que jamás será negociable: el orgullo y el hambre por trascender.
Con esos dos ideales sobre el diamante, la novena de Gil buscará estar más cerca de clasificarse a la siguiente ronda a partir de las 8:00 pm del próximo martes 14 de marzo ante Gran Bretaña.
Ya se saben la transmisión: Imagen Televisión.
Por lo tanto, hoy los despido con suma felicidad de mi Dugout…del Dogout del Gabo.
Bendito beisbol.
Bendita ‘Doña Blanca’.
Bendita vida.
Jamás se rindan.
-DG.