Era una tarde como cualquier otra en su vida cuando, de pronto, el timbre de su casa marcó el inicio de una travesía que ya parecía predestinada para acompañarlo el resto de su vida.
Aquel joven del otro lado de la puerta era su hermano, su compañero desde que las cosas tenían que señalarse para tener un sentido propio de pertenencia.
Así, introduciendo a su hogar una herramienta que marca el inexorable paso del tiempo de forma práctica y sencilla, comenzó una aventura deportiva que, hasta el presente 2023, acumula 29 años de acompañarlo en cada paso cotidiano que da sobre la superficie de este mundo terrenal.
Su nombre es José Isidro Colunga Hernández, maratonista desde su año 36 de vida gracias a la introducción de su hermano Enrique Colunga quien, de manera inesperada y sentimental, es el responsable de una pasión inigualable.
“Recuerdo que aquella vez llegó con un cronómetro en mano y me lo dio así sin más. Yo le pedí que se quedara a explicarme y lo hizo. La respuesta fue sencilla: ‘te inscribí a una carrera y la vamos a correr juntos’. Yo, sin más, terminé por aceptar con una condición: que me diera todo el paquete completo”, señaló, entre risas, Isidro.
Aquella vez fueron tan solo 21 kilómetros, pero un par de años después, en 1994, disputó el primero de 118 maratones que ostenta en su récord personal en más de 25 años de trayectoria deportiva.
La ciudad elegida por temas de trabajo fue Monterrey, allá donde el ambiente es sumamente cálido en verano y se convierte en todo lo contrario durante el invierno.
Un año después de vivir la experiencia en el norte de la República Mexicana, una relación estrecha comenzó en el ámbito deportivo al convertirse en un frecuente participante del Maratón León.
“En septiembre de 1995 es cuando corro el Maratón León, allí es donde le regresé a mi hermano lo que él me hizo esa primera vez que te comenté y, sin problemas, aceptó correr conmigo. Desde aquel entonces, no he faltado a ninguna edición durante los últimos 28 años”.
Dubai en febrero: El reto más apasionante en su vida
Lo que al inicio fue tomado como un pasatiempo, hoy se ha convertido en todo un hábito cotidiano que le ha permitido recorrer el mundo a través de esta disciplina deportiva.
Con 18 maratones en Estados Unidos y uno más en Canadá, Colunga demostró que para superarse no existe limitación alguna, pues de forma apasionante y retante, le nació una inquietud extrema a más de 14 mil 200 kilómetros de distancia.
“Pensé en algo más lejano y el que más me llamó la atención fue Dubai por el lugar extremo, estamos hablando de una larga distancia y tenía ganas de conocer la ciudad corriendo el maratón. Por eso me nació la idea”.
El domingo 12 de febrero del 2023 no podrá borrarse jamás en su recuerdo al ser el día donde, a pesar del intenso sol que le quemó la piel y le resecó la garganta, pudo superarse a sí mismo con al cumplir un sueño que se construyó ocho meses antes de la fecha citada: terminar la carrera y, por si fuera poco, en el cuarto lugar.
“Hay que adaptarse tanto al clima como a los horarios porque estamos hablando de 10 horas de diferencia y tienes que adaptarte a eso. No te miento, llegó un momento en el que iba a un ritmo muy diferente al que después yo estaba corriendo”.
A pesar de estos obstáculos, hubo algo que no se desprendió de su ser, fortalecido por una mentalidad que adquirió muchos meses atrás de aquel presente.
“Te hace sentir que el reto es mayor por el escenario, pero estás entregándote a un maratón, a algo que ya lo deseabas. Claro, llegó el momento en el que me sentí agobiado, pero jamás pensé en abandonar porque yo me mentalicé en que tenía sí o sí cumplir mi sueño”.
La resiliencia en su vida personal
A pesar de una reiterada tos por las secuelas de haber corrido en un país totalmente diferente en cuanto al clima se refiere, Isidro Colunga no cesa en sus sueños y ahora tiene una meta en mente: recorrer Europa haciendo atletismo.
“Ahora tengo en mente recorrer algunos países del Viejo Continente a partir del 13 de abril y serán: Países Bajos, Praga, Viena y Polonia”.
Con una sonrisa constante en su rostro al recordar múltiples anécdotas que se han escrito gracias a la experiencia, el padre de dos hijos y abuelo de dos nietos, expresa moviendo sus manos venosas que el tiempo no es un obstáculo para alcanzar los sueños personales que se construyen a lo largo del tiempo.
“Yo siempre busco ser buen ejemplo para mis hijos, nietos y dejar un legado para todos con mis medallas y, no solo eso, sino con el ejemplo de haber cumplido lo que me propuse. Nunca es tarde para lograr los sueños. Cualquier etapa de la vida es adecuada para ser deporte y alcanzar las metas que te propongas”.
A un mes de comenzar una nueva andanza en su vida, aquel hombre de sonrisa inefable y motivación insuperable, seguirá con el hábito del atletismo, uno que comenzó de forma inesperada siendo un pasatiempo y hoy, a 29 años de distancia, se ha convertido en una auténtica forma de vivir.