Faltaban escasas tres horas para el primer juego de su octava serie del 2023 cuando los Bravos de León anunciaron su segunda baja en un lapso de apenas dos días.
La primera se dio a conocer el pasado sábado 13 de mayo cuando en plena gira por Aguascalientes, Xavier Batista fue dado de baja de forma definitiva tras 26 ponches, 19 hits, cinco dobletes, cuatro jonrones y 17 carreras impulsadas para un promedio de apenas .247.
La más reciente despedida se dio en plena previa del primer cotejo ante los Tigres de Quintana Roo y fue la de Joey Terdoslavich, aquel apodado ‘Vaquero’ que dejó un registro de 20 hits, dos dobletes, misma cantidad de jonrones y 12 carreras impulsadas para un idéntico promedio de .247.
Así sin más, de la noche a la mañana, dos de tus peloteros que estaban llamados a ser los referentes del grupo se marcharon a otra organización sin siquiera cumplir el primer mes de competencia regular.
Por si fuera poco, los aficionados a la novena leonesa se enteraron a través de terceros porque la franquicia no sacó ningún comunicado oficial en redes sociales anunciando las respectivas salidas.
Quizás los números no estaban reflejando lo esperado en estos dos peloteros, pero me parece sorpresivo las decisiones tan apresuradas que se toman al interior del equipo.
Se sabe de antemano que es un mal que arrastra todo el circuito sureño, pues nos basta con voltear a Campeche, Oaxaca, Puebla y México para darnos cuenta que hay un mal de resultadismo bastante pronunciado en el circuito.
Aunque históricamente es un mal que hemos presenciado en la mayoría del deporte mexicano, insisto que me parece sorpresivo observar esto en una disciplina que te permite resarcir lo lamentable prácticamente un día después de la derrota.
Un mal que tendrá consecuencias en el futuro
Hablando muy específicamente de la ciudad leonesa, es preocupante que los descalabros ya no sorprenden en absoluto.
¿Por qué? Porque se sabe de antemano que, al menos por lo que se demuestra en reiteradas ocasiones en cada serie en La Fortaleza, el rendimiento deportivo pasa a segundo plano.
Y duele, créanme que duele, ya no sólo por el presente perdedor que ostenta la franquicia, sino porque esto tendrá repercusiones en el futuro.
El Rey de los Deportes se nos saltó una generación en la ciudad leonesa por esa abrupta ausencia de casi 25 años por la desaparición de la franquicia tan sólo después de lograr su único título en 1991.
Hoy, aquellos padres y madres que oscilan entre los 40 y 50 años de edad, son los que mantienen vivo el amor por el beisbol en la ciudad producto de una marcada influencia de los que hoy siguen siendo concebidos como abuelos.
Pero ¿qué pasará cuando la generación que hoy se avizora como la ‘mandona’ en el futuro llegue precisamente a eso?
¿Cómo inculcarles de verdad el amor por el beisbol?
A componer de inmediato
Porque…
Vivir del pasado es no progresar.
Vivir del pasado es vivir estancado.
Vivir del pasado es casi lo mismo que no estar vivo.
Y eso, ante un paso perdedor que se ha mantenido por cinco temporadas enteras, es lo que ha pasado con los Bravos de León.
Las historias de éxito en el deporte se escriben a base de títulos, pero para eso, primero, hay que tener continuidad, y hoy, a punto de cumplirse 32 años de su único título profesional, no existe.
Ojalá la situación cambie de verdad porque hay muchas cosas haciéndose muy mal.
Ojalá se componga el camino de inmediato, pero lo dudo mucho.
Ay, mis Bravos.
-El Dugout del Gabo.