Los gritos hacia el mánager en turno de los Bravos de León han sido muy comunes en el Estadio Domingo Santana en las seis temporadas jugadas por el equipo en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) desde su regreso en 2017.
Aquello tiene una razón y son las constantes malas actuaciones de los lanzadores en turno que, a pesar de tener conocimiento de estar en una plaza donde la pelota vuela mucho, se ha cometido el mismo error en el citado lapso de actividad.
El 2023 no fue la excepción, pues más allá de ser la décima mejor ofensiva de toda la temporada regular, la organización ocupó el lugar número 15 de 18 en las estadísticas de pitcheo como una de las más inconsistentes cuando se trata de lanzar.
Los números son contundentes:
- 34 victorias.
- 56 derrotas.
- 5.54 de efectividad.
- 791.1 innings de trabajo.
- 898 hits permitidos.
- 532 carreras admitidas; 487 limpias (segundo peor equipo por detrás de Rieleros que sumó 534).
- 91 jonrones en contra (segundo peor equipo por detrás de Campeche que recibió 99).
- 404 bases por bola (el peor en esta estadística).
- 587 ponches.
- 1.65 de WHIP (empatados con Mariachis y Rieleros).
- .291 promedio del rival (el quinto peor promedio).
Un equipo que puede tener a dos buenos abridores como Lázaro Blanco o Jehsyon Manzueta, pero que sufre a la hora de utilizar el bullpen al no poder mantener una inercia positiva sobre el montículo.
Los números, insisto, son muy claros.
Un equipo no puede aspirar a ganar si concede tantas bases por bola, recibe tantas carreras, al igual que jonrones, y no puede mejorar el promedio del rival a su favor, siendo propensos a recibir constante daño con bateadores en las nubes a la hora de ver los lanzamientos.
Por eso, como viene pidiendo la mayoría de aficionados y analistas: calidad, no cantidad para la próxima temporada.
Los movimientos en esta temporada baja serán vitales y, ojalá, ya se estén haciendo porque restan, al menos, cuatro meses para la pretemporada.
¿Ahora sí habrá calidad y no cantidad?
-El Dugout del Gabo.