Enrique Peña Nieto debería comparecer ante los tribunales federales por su riqueza inexplicable.Tardó tres años la actual Administración en presentar los flujos de dinero del ex Presidente. Hoy lo acusan de recibir 26 millones de pesos en España desde cuentas de sus familiares en México.
La catástrofe de su sexenio fue la investigación periodística que mostró su “Casa Blanca”, una construcción de lujo en las Lomas de Chapultepec, valuada en ocho millones de dólares.
Peña Nieto, en un ejemplo de extrema ingenuidad, construyó una casa de lujo patrocinada por la empresa Higa, propiedad de su compadre Armando Hinojosa. El escándalo tuvo la fuerza suficiente para destruir su mandato.
Quedó claro en ese tiempo que Peña Nieto gozaba de una riqueza sin límites. El socio era Hinojosa, amigo que había recibido contratos directos por miles de millones de pesos. Cuando salió a la luz pública la “Casa Blanca”, el gobierno tuvo que recular en obras tan trascendentes como el tren eléctrico CDMX-Querétaro.
Cuando el presidente López Obrador llegó a la presidencia, imaginamos que tendría que actuar de inmediato frente a la corrupción de Peña. Hubo un espacio vacío en donde el gobierno enfocó sus baterías en contra de Emilio Lozoya, ex director de Pemex. Sin embargo mantuvieron sigilo contra la responsabilidad directa de Peña Nieto ante enormes corruptelas como la Estafa Maestra.
Del erario fueron desviados 7 mil millones de pesos sin que el gobierno entrante estableciera responsabilidades directas. Sólo fue penalizada la ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles. Todos los actores del desfalco siguen libres y el castigo a la ex funcionaria aparece como una venganza desde el poder por la publicación de los sobornos a funcionarios allegados al Presidente como René Bejarano.
Nunca vimos una sanción contra los amigos de López Obrador. Tampoco veremos justicia por el enriquecimiento inexplicable de Peña Nieto. La UIF (Unidad de Inteligencia Financiera), refirió la transferencia de 26 millones de pesos desde México a España a las cuentas de Enrique Peña Nieto. El ex Presidente dijo que tendría pruebas suficientes para justificar ese ingreso ante cualquier autoridad mexicana.
La verdad es que 26 millones de pesos es una bicoca frente a la riqueza del ex Presidente. Sin embargo, el tema cae como anillo al dedo a la 4T. Finalmente se atrevieron a colocarlo en la fila de acusados por enriquecimiento inexplicable. Pablo Gómez, quien encabeza la Unidad de Inteligencia Financiera del gobierno, tiene un arma poderosa para seguir el dinero. “Follow the money”, dice el viejo refrán para enfrentar la corrupción. ¿De dónde viene la riqueza de Peña Nieto? No hay forma de explicarla.
Seguro que el ex Presidente hizo negocios al por mayor. A diestra y siniestra. Con Hinojosa o con otros que recibieron contratos durante su paso por la gubernatura del Estado de México, y claro está, por la Presidencia de la República. Todos intuímos que Peña Nieto se enriqueció a lo bestia. De otra forma no podría vivir como magnate en Madrid. Si la Unidad de Inteligencia Financiera tuviera una actuación impecable, podría llevarlo a juicio. Imposible que pueda justificar la enorme riqueza de sus empresas.
Lo interesante será saber si Andrés Manuel López Obrador quiere hacer justicia o usar la información para doblegar al adversario. Alito está fuera y sería mejor para él renunciar a la presidencia del PRI.
El tema se pone interesante si Peña Nieto tiene información valiosa que pueda contrarrestar las revelaciones de la UIF. Lo veremos en los próximos días.