Hertz renta un Renault KWID por $700 más IVA, incluido un seguro básico, más económico para muchos ejecutivos que un Taxi o Uber. El responsable de la agencia comenta: “casi no gasta porque tiene un motor de 3 cilindros”. 

La ficha técnica dice que el motor es de un litro y tiene apenas 66 HP, sin embargo el revolucionado y revolucionario auto avanza fácil a 120 km/h y su rendimiento en carretera es de 26 km/litro. Esto no es un anuncio de Hertz ni de Renault, sino una reflexión de cómo las empresas optimizan sus recursos y cambian sin cesar para aumentar su productividad. 

Durante la pandemia las arrendadoras de autos como Hertz tuvieron que recortar personal o declararse en concurso mercantil. Salimos de la pandemia y la compañía del símbolo amarillo encargó cien mil vehículos Tesla para sus operaciones en EU. Renault sufría en el mercado mexicano pero ahora tiene oferta de autos de avanzada como el KWID. 

En otra información leemos que la instalación de celdas solares en el país avanzó un 11% en el primer semestre del año. Los particulares, si nos dejan, podríamos suplir el crecimiento en la oferta eléctrica con inversiones de autoabastecimiento en casas, fábricas y oficinas. Al precio actual que vende la CFE el kWh, alrededor de 3 pesos, cualquier inversión a mediano y largo plazo es rentable y productiva para el país. 

Esos son cambios que avanzan poco a poco durante décadas, sin embargo hay transformaciones disruptivas como los autos eléctricos de última generación. En 12 años California no aceptará ventas de vehículos de gasolina o diésel. 

Pero el cambio más disruptivo, el que se esperaba desde hace 70 años, parece tomar forma en los laboratorios de avanzada de EU: la fusión nuclear. Según una nota del Washington Post, decenas de miles de millones de dólares llegan a la inversión de crear pequeños soles en la Tierra (funcionarán igual que el Sol). Fuentes inagotables de energía limpia. Estiman, ahora sí, que en tres años los modelos de laboratorio produzcan más energía de la que se les proporciona. 

Cuando los inversionistas abren la cartera y el gobierno los apoya con reducción de impuestos, significa que el invento tiene pies. Son varias las empresas surgidas de universidades como el MIT que van del aula y sus laboratorios a la invención comercial.

Según la nota del Post, a principios de la década de los 30, habrá plantas de fusión que podrían conectarse a la red eléctrica. 
Con estos cambios pequeños pero constantes y grandes disrupciones producidas por la investigación y el desarrollo, dejaremos atrás la extracción de combustibles fósiles y su refinación. Las nuevas generaciones, en 20 años, tendrán un mundo transformado.

Inteligencia artificial, fusión nuclear, vehículos autónomos, computadoras cuánticas, drones de transporte y un metaverso donde trabajar, aprender y compartir experiencias a distancia como si estuviéramos en un mismo lugar. Eso dominará los mercados. 

Mientras eso sucede allende nuestras fronteras, la refinería de Dos Bocas nacerá mal y tarde, con una inversión de 18 mil millones de dólares. Con ese dinero México pudo comprar 15 refinerías como la de Deer Park en Texas o invertir en energía renovable. La locura es pensar que podemos ser autosuficientes en todo. Tan sencillo que sería sentirnos ciudadanos del mundo y parte del exclusivo bloque norteamericano de Canadá, EU y México. (Continuará)

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