Los números de las exportaciones hablan por sí mismos del éxito que representa para el país el Tratado de Libre Comercio, hoy T-MEC. Nuestras exportaciones a Estados Unidos crecieron un 18.5% en julio, un nuevo récord de 37 mil 814 millones de dólares. 

Además llevamos 17 meses de crecimiento sostenido que nos ubica en segundo lugar, sólo por debajo de Canadá pero por encima de China. 

El motor de nuestra economía es el comercio internacional, algo que no soñábamos cuando el país estaba cerrado al mundo y dependíamos de los precios del petróleo para crecer. Si las cosas siguen así, este año tendremos ingresos de hasta 600 mil millones de dólares entre ventas al exterior y las remesas que pueden llegar a los 60 mil millones. Si lo dimensionamos, equivale a la mitad del producto nacional. 

Cuando se habla de entrar en conflicto de inversiones en energía con Canadá y EU, arriesgamos todo. Hay quienes tienen miedo de que el Presidente, en un arranque nacionalista, quiera terminar, limitar o poner de cabeza el T-MEC. Sería suicida. Aunque no lo digan, los cercanos al poder presidencial conocen el daño causado por la bomba política que destruyó el gran proyecto de Texcoco. Lo sabe Marcelo Ebrard; lo deben de entender Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López. 

Terminar el tratado de libre comercio con Canadá y Estados Unidos sería una bomba atómica en los cimientos de nuestra economía. Ellos lo saben. Un ejemplo que todos podemos entender. Antes del tratado, diseñado por Carlos Salinas, teníamos un déficit en la balanza agropecuaria. Con la liberalización del ejido -también proyecto de Salinas- el campo produce más que nunca y tenemos un superávit de 15 mil millones de dólares. Aguacates, jitomates, azúcar y brócoli nos dan para comprar el maíz, frijol, trigo y soya que consumimos. 

Cuando se quiere juzgar al pasado, deberíamos recordar a quienes supieron abrir a México al mundo. Ernesto Zedillo completó la tarea con más tratados comerciales que colocaron al país como uno de los más abiertos con 13 tratados comerciales que lo vinculan a 50 países. Exportamos más que toda Latinoamérica junta y competimos con Canadá por ser el principal proveedor de EU. El propio Salinas de Gortari no lo hubiera soñado. 

El viento está a nuestro favor si lo aprovechamos. Ahora conocemos palabras nuevas como “nearshoring”, o la inversión y producción en puntos cercanos al consumidor. El conflicto con China y Rusia, hace que los empresarios de todo el mundo inviertan en Norteamérica. China está “out”, México está “in”. Los incentivos del gobierno norteamericano incluyen al país para la fabricación de autos eléctricos, por ejemplo. Ante la competencia con China, México tiene todo para atraer inversiones como nunca. 

Un conflicto ideológico por el petróleo o la electricidad traerá más pobreza y menos oportunidades para las nuevas generaciones. El país necesita crecer con urgencia y tener la urgencia de crecer. La mejor palanca es la inversión y el crecimiento de la productividad. 

Sólo para recordar cito estos datos de memoria. CS=25; EZ=19; VF=12; FC=11; EP=13 y LO=1 o 2 (si todo termina bien). Son los porcentajes que creció la economía en cada sexenio desde Salinas. Para que el presente termine en cifra positiva resulta indispensable no interrumpir la buena marcha del TLC, ahora llamado T-MEC.

 

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