Paso a paso en cuatro años el Gobierno disminuye al País, lo hace más pequeño e insular. Rubro por rubro los objetivos prometidos no se cumplen. Militarizó la seguridad pública con la transformación de la Policía Federal en Guardia (Militar) Nacional y sacó al Ejército de los cuarteles para realizar tareas tan diversas como la construcción de “obra civil” o el cuidado de las aduanas, los puertos y los aeropuertos. Nuestras calles se llenaron de militares. A pesar de su presencia, la seguridad pública disminuyó.
La lucha anticorrupción no la vemos, por el contrario, la percepción y la realidad son de impunidad. Grandes desviaciones en dependencias públicas no se castigan. El caso emblemático de Ignacio Ovalle -para ponerle nombre y apellido- en Segalmex, una muestra de que los compromisos del pasado permiten el saqueo del presente. Ovalle, mentor del Presidente en su juventud, regresó a la función pública con las peores prácticas del priismo de la Conasupo.
La economía disminuyó su ritmo antes de que AMLO tomara el poder (octubre 2018) con la destrucción del aeropuerto de Texcoco. Mutiló el trabajo de miles de mexicanos que habían edificado el 40% de lo que sería el mejor puerto aéreo de Latinoamérica. Disminuyó algo aún más valioso: el ánimo en la inversión privada, motor del crecimiento.
Una de las tragedias más grandes no es perceptible a simple vista: la disminución de la esperanza de vida después del COVID-19. La atención a la salud había aumentado los años de vida que un mexicano podía esperar. Llegamos a 78 para las mujeres y 75 para los hombres. Hoy rondamos los 71. Dos disminuciones fueron la causa: la del Seguro Popular, institución que atendía a 18 millones y la ignorancia plena del Gobierno frente al COVID-19 con 600 o 700 mil defunciones.
Otro fracaso que disminuye el presente y el futuro de la nación es el de la educación. El Gobierno disminuyó (por no decir destruyó) los sistemas de evaluación y el rigor científico en la planeación de la educación. Los educandos tendrán menos herramientas para enfrentar la realidad de un mundo globalizado y competitivo. Eso se traduce en pobreza y falta de oportunidades.
La promesa de dar prioridad a los pobres no se cumplió ni se cumplirá del todo. Los apoyos de pensión a los adultos sí es una red de protección social indispensable; también las becas para jóvenes sin recursos. Pero se diseñaron más con un objetivo electoral para conservar el poder que para combatir la pobreza. Coneval (que mide los resultados de la inversión pública en los niveles de vida de la población) encontró 4 millones más de personas en la pobreza que al principio del sexenio. Parte de ello fue la falta de asistencia del Gobierno a las pequeñas y medianas empresas durante la pandemia, como lo hicieron la mayoría de los países.
Lo que vivimos ayer por la madrugada fue el ejemplo más grande de la disminución con el achicamiento de las instituciones. El llamado ‘plan B’ de Morena para no tocar sino trastocar al INE, es una instrucción del Presidente. Con ella logra imprimir su huella en la decisión más antidemocrática que hayamos vivido desde hace 34 años cuando el PRI rellenó las urnas bajo el mando de su escudero, Manuel Bartlett.
El 15 de diciembre de 2022 será recordado como el día de la ignominia y la disminución de nuestras instituciones democráticas. Todos quienes participaron con su voto a favor serán recordados como verdaderos traidores de sus propias promesas.
Un país disminuido
El Gobierno disminuyó (por no decir destruyó) los sistemas de evaluación y el rigor científico en la planeación de la educación.