La historia la podemos recordar en momentos, es decir, en acontecimientos de unos minutos, en conversaciones breves o en imágenes que marcan épocas de la vida.
Recuerdo que un momento inolvidable en 1997, fue en una reunión del Patronato de la Universidad de Guanajuato. En ese entonces tuve la fortuna de conocer al doctor Octavio Obregón, investigador de Física Teórica del máximo nivel en México.
Octavio preguntó si ya había entrado a internet. Tenía una ligera noción de lo que estaba sucediendo en las universidades y centros de investigación, donde comenzaba el brote de la red que cambió al mundo. Entonces era difícil conectarse. El primer programa era el “Mosaic” y las conexiones eran por módem vía telefónica.
Otro momento de la memoria fue cuando vi por primera vez en un anuncio espectacular www.apple.com en San Francisco. Eran los primeros mensajes de la revolución tecnológica antes del boom del cambio de milenio. Pocos imaginaron el destino que nos esperaba con la nueva forma de comunicación, almacenamiento de información y desarrollo de aplicaciones. Las redes sociales parecían asuntos de ciencia ficción.
El primer uso también lo recuerdo: Amazon comenzaba la venta de libros por internet. Era una pequeña empresa que daba acceso a una biblioteca inesperada de ediciones en inglés. Una nueva forma de comercio inauguraba el milenio. Una explosión en la bolsa de valores preveía el tamaño de los negocios posibles, aunque no inmediatos, por lo que la burbuja dotcom estalló en las bolsas.
Diciembre del 2022 será recordado como el momento en que nace una nueva industria, tan poderosa o más que internet, o mejor dicho, complementaria del desarrollo de punta: la popularización de la Inteligencia Artificial o AI. Será tan grande el invento que expertos de corredurías de valores estiman que podría llegar a muchos billones de dólares (trillions), según reporta el New York Times.
La adopción de usuarios en OpenAI.com rompió todos los récords. En sólo 5 días había logrado un millón de usuarios. Programadores reportan que pueden multiplicar su productividad por diez al crear sus productos, en cualquier lenguaje. La potencia y ayuda para el trabajo intelectual facilitará la investigación y el desarrollo, la creación artística y literaria; todo se acelerará aún más.
Resulta casi imposible prever todas las implicaciones que tendrá en la vida cotidiana. Buenas y malas, como toda tecnología. Hoy sería inimaginable trabajar sin internet, sin smartphones o sin mensajería instantánea. Whatsapp se convierte en la telefónica más grande en Occidente y Wechat en Asia.
Cuando nace una tecnología que cambia al mundo no se percibe desde su gestación. Hace 16 años, cuando Google compró YouTube por unos mil 650 millones de dólares parecía una operación cara; hoy vale decenas o centenas de miles de millones de dólares.
La pregunta para las aspiraciones de Guanajuato de convertirnos en un centro de “mentefactura” es cómo podemos aprovechar el boom que viene. Cómo podemos convertir a jóvenes universitarios en expertos que puedan explotar y agregar valor con las potencialidades de Chat GPT 3 y 4. Se vale soñar e imaginar. Por lo pronto hay más de 450 empresas montadas en la tecnología para ofrecer soluciones.
Guanajuato no necesita invertir enormes sumas de dinero. Incluso podría comenzar por un rediseño de los servicios y trámites del Estado y municipios para convertirnos en la entidad con mayor número de servicios digitalizados. Se vale soñar e imaginar.