Con tiempo de anticipación, los partidos de oposición y la sociedad civil, sobre todo ésta última, organizan una manifestación en defensa del INE para el 26 de febrero. Será, ahora sí, en el Zócalo de la CDMX. También promueven marchas en varias ciudades.
Será una prueba para medir la potencia de las clases medias y la oposición en contra de la destrucción del INE. Porque, digámoslo claro, el gobierno central desaparecería a la institución mejor calificada del país si pudiera. Así como borró del mapa al Seguro Popular, canceló el proyecto de infraestructura más importante de Latinoamérica con el aeropuerto de Texcoco y de un manotazo cerró las estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo.
El INE son palabras mayores. Primero quisieron quitarle autonomía regresando sus tareas a la Secretaría de Gobernación. No pudieron porque había que cambiar la Constitución y no les alcanzaban los votos. Luego mandaron un plan B para debilitarlo con el pretexto de que gasta mucho.
Lo que no comprenden en la 4T es que ese plan B unirá en su contra, no sólo a los partidos, sino a toda la sociedad civil que reconoce el valor del INE. El efecto bumerán se vio en la marcha del año pasado y volverá el domingo 26 de febrero. Porque hay muchos sectores lastimados, ofendidos y hasta vituperados desde el poder.
En esta lucha no se puede fallar. Si el INE no tiene recursos para celebrar las elecciones del 2024, sería un caos que sólo conviene a Palacio. Un nuevo punto de defensa está en la Suprema Corte, donde recuperaron su autonomía como poder independiente a partir del plagio de la ministra Yasmín Esquivel.
Si la objeción constitucional de la oposición es reconocida por Norma Piña y sus pares, será un triunfo de las instituciones sobre el autoritarismo. Entonces el eclipse sexenal crecerá de verdad. Cuando el poder se usa para demeritar a las instituciones, todos perdemos, incluso quienes pretenden hacerlo en su beneficio.
El INE es muy grande en cuanto a su prestigio porque todos participamos en su construcción. El tema del gasto excesivo no se lo come nadie cuando vemos que el costo de la refinería de Dos Bocas tuvo un excedente de 7 u 8 tantos el presupuesto del INE. Dos Bocas tendrá 200 mil millones de pesos más presupuesto que el original. El INE apenas tiene un presupuesto de 14 mil millones (ya recortado). Como decíamos en la primaria, un INE cabe 14 veces en el gasto no planeado de la refinería y muchos tantos más en el excedente del Tren Maya.
El INE es la piedra de toque, el cimiento y el camino hacia el desarrollo democrático del país. La institución vale oro político. Los líderes que empeñan tiempo y esfuerzo desde la sociedad civil, deben ser reconocidos y apoyados. Es momento de no declararnos “juguetes del destino”, sino actores y constructores de nuestro futuro.
Desde Palacio dividieron el país en dos: los cuatroteistas y todos los demás. Una apuesta maniquea propia de autócratas que hace resucitar al viejo PRI en Morena. Por eso la manifestación del 26F tendrá que ser una muestra de la riqueza plural de la nación. Mujeres y hombres, maduros, jóvenes y niños, de izquierda y derecha, de heterosexuales y comunidades LGTB; de radicales y moderados, con un sólo denominador común: el amor a México y un gran espíritu de tolerancia e inclusión. Ahí cabemos todos.