La economía puede sufrir en los próximos meses un freno recesivo por el encarecimiento del crédito. Los últimos meses, el Banco de México subió su tasa de interés hasta llegar al objetivo de 10.5 %. El próximo jueves aumentará esa tasa de nueva cuenta.
Si el Banxico sigue a la Reserva Federal, lo hará en 0.25 %. La tasa de referencia de los bancos para fijar el precio del dinero, llamada TIEE, estaba ayer en 10.84 %. Las empresas y los consumidores sienten el apretón y el propio gobierno tiene que pagar sus Cetes al 10.8 %.
Con un crecimiento débil al final del 2022, el banco central debe pensar mucho si llegó el momento de parar. En Estados Unidos la inflación cede y las tasas de referencia son menos de la mitad que las de México, por eso el dólar se abarató. No sólo son las remesas o las exportaciones las que fortalecen nuestra moneda, es lo caro que pagamos el dinero.
Un ejemplo monstruoso son los intereses que paga Pemex por su abultada deuda. En días recientes la paraestatal emitió deuda (para pagar deuda anterior) que paga más del 10 % en dólares. Muy presumidos sus funcionarios dijeron que la demanda de sus bonos había sido cinco veces superior a la oferta. Claro, con esas tasas los valores de la maltrecha empresa volaron. Todos sabemos que Pemex no va a fallar en el pago de los intereses porque los inversionistas la consideran deuda soberana, es decir, está respaldada por el Gobierno federal.
El dilema para los economistas y analistas del Banxico es saber cuándo la curva de la inflación comenzará a bajar. Si aprieta demasiado puede generar una recesión, no hay duda. Si para los aumentos, envía señales de que su lucha contra la inflación no va en serio.
La contraparte es que los ahorradores al fin reciben tasas reales (arriba de la inflación) de interés. En la pandemia y sobre todo al salir de ella, el disparo en los precios hizo que personas, empresas y el gobierno perdieran sus ahorros. Lo más dramático fueron las afores, que aparte de la inflación, tuvieron pérdidas nominales.
El Banxico tiene reservas de 200 mil millones de dólares cifra que no ha variado mucho. Ese dinero guardado en bonos del Tesoro norteamericano, que pagan muy poco (4.86 % a un año), se depreció por la inflación mundial. Mal negocio aunque sirva para dar fortaleza a la macroeconomía nacional.
Todos pagamos el sobregiro monetario de otros países por el apoyo a sus empresas y trabajadores cuando México fue el país que menos ayudó a su economía en 2020 y 2021. Por eso tenemos que destinar más dinero al pago de intereses que otras naciones. En Estados Unidos los créditos a las empresas rondan el 7 % mientras aquí son de 14 % o 15 %. Las tarjetas de crédito cuestan hasta el 70 % anual mientras en Europa y Estados Unidos pueden ser inferiores al 20 %.
En México, los consumidores suplicamos que baje la inflación mientras los ahorradores piden tasas reales que guarden el valor de su dinero. El pronóstico es que la Junta de Gobierno de política monetaria en el Banxico no se romperá los sesos y hará justo lo que la Reserva Federal, subirá un cuarto de punto la tasa.