Por: Armando Fuentes

Don Cucurulo, señor de muchos años, cortejaba discretamente a la señorita Himenia, célibe que afirmaba andar rondando los 40, aunque no decía cuántas vueltas les había dado. Hecho a modos de antes le dijo una tarde en que ella le ofreció en su casa un piscolabis de piononos con una copita de vermú: “Amable amiga mía: me ausentaré de la ciudad por algún tiempo, pero me gustaría mantener con usted una relación epistolar”. Himenia, cuya edad la obligaba al pragmatismo, respondió incontinenti: “A ver la pistola”. Ya no se usan las epístolas o cartas. En nuestro tiempo se utilizan los mensajes electrónicos. Uno muy importante, y de trascendencia grande, recibí en estos días. Lo transcribo ahora, sin que me lo haya pedido la persona que lo signa, por considerarlo de interés no sólo para mis cuatro lectores, sino también para la vida nacional. Me lo envió el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, por quien siento aprecio y respeto y a quien admiro por las aportaciones que a lo largo de su fecunda vida ha hecho en bien de México. Recientemente escribí que al dar la espalda al grupo de mexicanas y mexicanos que firmó el documento “Un punto de partida” el ingeniero Cárdenas dio un espaldarazo a López Obrador. He aquí los conceptos que sobre ese particular vierte en su misiva: “Muy estimado don Armando: Con gusto e interés, como casi todos los días, busqué hoy la columna de Catón en Reforma. La leí con atención, y quiero hacer a usted algunas consideraciones al respecto. (Por cierto, en ningún momento he dejado de tener presente la cordial acogida que me dio en su casa hace ya alrededor de un cuarto de siglo). Como usted habrá visto, en el documento ‘Un punto de partida’, en ninguna de sus partes se hace referencia a persona alguna (ni se da un nombre ni se hace algún calificativo personal), trátese de funcionario, dirigente partidario, activista político o social o dedicada a cualquier actividad lícita; tampoco se plantea que el colectivo que ha elaborado ese documento haya contraído, por esa razón, ningún compromiso de posicionarse de manera determinada en nuestra vida pública o en el terreno electoral, sobre todo con vistas a las elecciones del 2024. Estos contenidos del documento me han permitido tomar decisiones con la certeza de no estorbar y menos perjudicar las posiciones que otros participantes en la elaboración del documento pudieran adoptar hacia adelante. Por otra parte, siempre que he considerado conveniente he dado a conocer mis puntos de vista ante cuestiones de orden político, coincida o no con otros participantes en la vida pública, siempre con respeto a las posiciones de otros y muy lejos de cualquier expresión que pudiera resultar ofensiva o denigrante a cualquier persona. Lo puede comprobar si se asoma, por ejemplo, a uno de los últimos documentos públicos que he suscrito: el libro ‘Por una democracia progresista’. En ningún momento, por lo tanto, como podrá comprobarlo, he dejado de manifestar mis opiniones cuando lo he estimado oportuno, aunque no coincidan, sobre todo, con quienes están en ejercicio de poder, ya sea político, económico o social. Y así lo seguiré haciendo. Estimado don Armando: espero no pase tanto tiempo como el que ha pasado desde nuestro primer encuentro para que se dé el segundo. Mientras tanto, reciba los saludos cordiales de su amigo que lo respeta y estima”. Y firma el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Le agradezco su mensaje, al tiempo que le reitero mi aprecio y mi consideración por su calidad de excepcional dirigente político y gran mexicano. Me honraría con una nueva visita a mi casa de Saltillo, cuyas puertas estarán siempre abiertas para él. FIN.

 

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