Creemos en el trabajo duro… creemos que debemos adaptarnos a las situaciones cambiantes… creemos que debemos aprovechar las oportunidades económicas y no dejarlas pasar… finalmente creemos en la autosuficiencia”.

Goh Keng Swee

 

A pesar de todas las calamidades que leemos de todo el mundo, a pesar de la epidemia y de guerras absurdas como la invasión de Rusia a Ucrania, el mundo avanza. Buena parte del progreso proviene de la globalización.

China emergió gracias a la industrialización y al comercio. Ningún país generó tanta riqueza en tan poco tiempo. Ninguna nación sacó de la pobreza a tantos millones de habitantes. El modelo inicial fue diseñado con la ayuda de un singapureño llamado Goh Keng Swee, quien a su vez aprendió economía en la London School of Economics y tuvo el consejo de un holandés que trabajaba en las Naciones Unidas llamado Albert Winsemius.

Sin la cultura económica y legal de Inglaterra, Singapur no sería el país próspero y desarrollado que es hoy en día. Tampoco sería el faro de atracción y admiración de tantos gobiernos que se acercan a la isla para hacer la pregunta básica: ¿cómo lo hicieron? ¿cómo salieron del desorden, la pobreza, la falta de educación, los conflictos raciales y el desempleo?

¿Cómo lograron crecer al 8% anual promedio durante 40 años hasta amasar un ahorro que representa el equivalente del PIB de México?

Un grupo de estudiantes mexicanos y norteamericanos, sorprendidos por lo que vieron en la isla del sudeste asiático, preguntaron al embajador Tommy Koh por los secretos del éxito de Singapur*. La respuesta la dieron en un libro de 50 ensayos escritos por los líderes y expertos. Ensayos sobre políticas públicas que podemos resumir en dos palabras: “pragmatismo estratégico”. ¿Qué funciona y qué no?

¿Funciona la planeación a largo plazo?, ¿funciona el imperio de la ley y normas claras?, ¿funciona una fiera lucha contra la impunidad y la corrupción? ¿Funciona tener la mejor educación, la construcción de vivienda universal, la inversión masiva pública y privada, local y extranjera?

Todo eso, y más funciona cuando hay determinación política para lograrlo. Guanajuato, como estado dependiente de la Federación, ¿puede hacer algo semejante? Mientras el gobierno de Morena vive encerrado en las ideas antiguas de un nacionalismo rancio y aplaude la miseria de la dictadura cubana, nuestro estado tiene la libertad para construir un estado distinto. Se debe y se puede.

Guanajuato puede atraer inversión nacional y extranjera a un ritmo más rápido. Con las leyes vigentes debería transformarse en un lugar ejemplar en la lucha contra la impunidad y la corrupción. Lo más urgente, encontrar la forma de pacificar, disminuir la violencia y el crimen para dar seguridad a los ciudadanos. Eso es posible y urgente aunque algunos no lo crean.

La lucha es interna y externa. No es lo mismo un país independiente que un estado dependiente de una federación burocrática y en muchos sentidos hostil. Sin embargo, el pragmatismo estratégico aplicado a Guanajuato nos enfrenta a una pregunta, ¿qué podemos lograr por nosotros mismos que no dependa de la Federación? Hay más de 50 respuestas posibles. Muchas de ellas las conocemos los ciudadanos y el gobierno.

Una de ellas es aprender de los mejores y eso es lo que tratan de hacer Guanajuato y otros estados conscientes de los beneficios de la inversión, el emprendimiento y la aplicación de tecnología de punta. Los norteamericanos, expertos en convenciones, foros y ferias de negocios, recomiendan tomar algunas ideas (takeaways) para llevar. Tan sólo con tres o cuatro prácticas aprendidas y ejecutadas, se paga con creces la inversión de tiempo, esfuerzo y recursos. (Continuará)

 

* Fifty Secrets of Singapore’s Success, Edited By Tommy Koh, 2020 Straits Times Press.

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