Por: Armando Fuentes
“Mi madre tuvo 14 hijos -le comentó un tipo a otro-. La tenemos en un pedestal”. “Hacen bien -lo felicitó el otro-. Merece un pedestal una madre que ha dado a luz 14 hijos”. “Y seguramente vamos a ser más -declaró el tipo-. Todas las noches papá baja a mamá del pedestal”. Caudela fue a confesarse con don Arsilio, el párroco local. “Acúsome, padre -le dijo-, de que me he acostado con hombres que no son mi marido”. Inquirió el buen sacerdote: “¿Con cuántos?”. Respondió Caudela en tono de reproche: “Padre: el pecado para usted, las cuentas para mí”. Es natural que a un chivo en cristalería lo sigan otros de la misma especie, sus congéneres. Es natural que un morenista de la 4T salga con la aberrante ocurrencia de pretender cambiar la legislación interna de la UNAM, con violación flagrante de su autonomía, pues su amo y señor ha demostrado hostilidad y encono hacia la institución. Alfilerazo sin ningún efecto será esa iniciativa, igual que bravata innocua, y aun risible, son las amenazas proferidas por el caudillo contra el Partido Republicano. Es una pena que por uno de esos errores que en la democracia se cometen se haya apoderado de nuestro país un grupo carente de oficio y de sentido comunitario cuya sola mira parece ser el mantenimiento del poder para el uso de un solo hombre, sin conciencia alguna del bien público y fincado en dogmas anacrónicos y obsoletas ideologías cuyo fracaso está probado hasta la saciedad. No gusto de profetizar catástrofes, pero me temo que lo peor está todavía por venir. El visible fracaso del régimen en prácticamente todos los renglones de la administración suscitará el despecho de su titular, y de un gobernante despechado se puede esperar todo, especialmente si logra sentar en el trono a un sucesor o sucesora incondicional y obediente a sus dictados. Esa ominosa posibilidad sólo puede ser disipada por una ciudadanía consciente y participativa que encuentre un candidato o candidata con suficiente carisma y cualidades para unir a todos los mexicanos y mexicanas inconformes con el pésimo rumbo que ha tomado la nación, a fin de superar en número a la clientela de este régimen corporativista, autoritario y populista -y además ineficiente- que basa su vigencia en una mayoría de pobres que dan su voto a cambio de un mendrugo. Ésa es la esperanza de millones de ciudadanos. Ésa es la esperanza de México. Don Frustracio y su compadre Pitorrango formaban parte de una orquesta típica. Ambos tañían la mandolina. Una noche, después del ensayo, los dos regresaron a pie a sus respectivas casas, pues vivían uno al lado del otro. En el camino don Cucoldo le confió al compadre: “Mi esposa no pone pasión en el acto del amor, y eso que en tales momentos pienso que estoy con Silvana Pampanini”. Silvana Pampanini fue una sensual actriz del cinematógrafo italiano en el tiempo de la juventud de don Cucoldo. “Lo que sucede -le hizo ver Pitorrango- es que no rodea usted la ocasión de un ambiente de romanticismo. Ahora que lleguemos hágale el amor a mi comadre. En la habitación vecina yo interpretaré en la mandolina la bella romanza ‘Mattinata’. Verá usted cómo a las notas de esa melodía su señora se encenderá en pasión”. Así lo hicieron, pero la esposa se mantuvo fría. Propuso entonces Pitorrango: “Ahora yo iré con ella, a ver en qué consiste el problema. Mientras tanto usted toque ‘Mattinata’. Ya encontraré yo algo qué tocar”. Momentos después don Cucoldo, que tañía la mandolina, oyó expresiones de placer provenientes de su esposa. Se dijo, satisfecho: “Lo que pasaba es que al compadre le faltaba sentimiento en la interpretación”. FIN.