El choque tenía que venir en las campañas adelantadas de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Los dos, fuera de la ley electoral, pintan bardas por todo el país. Cualquier pared, cualquier edificio frente a cualquier calle es tentación para la propaganda. Actos anticipados de campaña prohibidos por la ley. 

El conflicto surge cuando empleados de la CDMX comenzaron a quitar mensajes de los “seguidores” de Ebrard. Los “apoyadores” de Ebrard enfurecen y a coro con su líder piden “piso parejo” y reglas claras en Morena. 

Con un Ricardo Monreal domesticado y arrodillado, el presidente López Obrador sólo tiene un contrincante fuerte: el canciller. Porque el presidente apoya en todo a Claudia y a sus seguidores. Adán Augusto López y la misma Claudia se alinearán si, por conveniencia, el gran dedo elector decidiera por Ebrard. 

Con los dados cargados, la única oportunidad del canciller es la amenaza velada: si el piso de la competencia no es parejo, iría con Movimiento Ciudadano o con el partido Verde, a quienes les caería de maravilla un candidato fuerte. El segundo paso sería convencer a la alianza PAN-PRI-PRD de unirse al grupo. Su carta es meterle miedo a su ex colaborador Mario Delgado, presidente de Morena. 

Todos los partidos de oposición unidos con un candidato como Ebrard, seguro que harían temblar a Palacio. Sería Marcelo contra Claudia y su jefe. Monreal dijo que prefería ser nada o no tener ningún puesto que traicionar a AMLO. Ebrard mide su estatura a la del nivel del presidente. Sin Ebrard, AMLO nunca hubiera llegado porque contó con los recursos de la CDMX para sostener su carrera cuando más lo necesitaba. Ebrard cedió la candidatura en 2012 pero no lo hará en 2024 porque está seguro de llegar a la presidencia si Morena lo designa. 

Como Morena no es un partido sino un movimiento encabezado por un caudillo, la división interna lo rompería como jarrón chino.

Todas las prácticas de gobierno vertical que tenía el PRI se replican con López Obrador. El dedazo, la protección a los cercanos y la disciplina interna. Cuando falla, pasa lo que en Coahuila. El candidato que presumía ser el escogido por el presidente, Ricardo Mejía, quedó fuera presuntamente en las encuestas cuando fue designado Armando Guadiana. Mejía no quedó contento y se fue con el PT. El resultado será la derrota de Morena. 

Mario Delgado, el presidente de Morena, dice que después de las elecciones del Estado de México y Coahuila, se van a sentar a platicar sobre el método de selección. Mientras eso pasa, Ebrard sabe que los recursos de Claudia son ilimitados por el presupuesto que administra la jefa de gobierno. 

Hay quien apuesta que el presidente podría escoger a su “hermano” Adán Augusto López, secretario de Gobernaciòn, sin embargo, el tabasqueño está muy bajo en las encuestas en un tercer lugar.

Como dice Brozo, el problema para la oposición es que el circo se está presentando en una sola pista, la de Morena. A un año de la elección, los opositores no tienen una fórmula para unirse, escoger candidatos y ofrecer una propuesta que anime al electorado.

Tal vez esperen también el resultado de Edomex y Coahuila. Por lo pronto hay que comprar palomitas para ver y seguir desde la tribuna, cómo van a resolver en Morena el encontronazo de Claudia y Marcelo. 

 

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