Esta es una historia que tiene muchos ángulos y es una reflexión sobre el futuro de nuestras ciudades, estados y país. Todo se basa en charlas con amigos.
Gabriel comenta que su negocio va bien, se recuperó de la pandemia y el ritmo de ventas le permite tener una utilidad razonable aunque cree que el futuro será mejor. En la charla nos dice que tiene un terreno en buena ubicación para construir un edificio de oficinas, algo que le de una rentabilidad razonable.
En estos días León se puebla de nuevos negocios y los espacios de oficina que quedaron vacíos por la pandemia comienzan a ocuparse. El estandarte del arribo lo tiene el edificio de City Park donde se ubicará el centro regional de BBVA. Las oficinas y los inmuebles en renta pueden dar seguridad patrimonial pero hay otras oportunidades que parecen brillar en el horizonte aunque requieren de mayor inversión.
A Gabriela le preocupa la ciudad y le parece increíble que León sea la metrópoli con mayor número de pobres en el país, unos 800 mil, según datos del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social). Nos habían dicho que León era un municipio con crecimiento, y para los visitantes, una muestra del empuje del estado. Parece increíble que los números digan lo contrario. Ella también está preocupada por invertir o comprar dólares que ahora están baratos, aunque duda porque las tasas en México dan buen rendimiento.
Todas las historias pueden confluir como ramales de un río enorme que es la economía. León es pobre porque no tiene suficientes empleos industriales de calidad, porque la planeación giró en torno al calzado. Pero no todo debe seguir así. Hay una oportunidad única, afirma Bob Sternfels, socio de la firma de consultoría McKinsey. Dice al periódico Reforma que “la relocalización de cadenas de suministro representa una oportunidad descomunal para el país”.
Esa oportunidad puede llegar a nuestro estado si tenemos la infraestructura necesaria: energía, parques y naves industriales, proyectos de pueblos enteros alrededor y cerca de los centros de trabajo. El Guanajuato por construir es mucho más grande del que tenemos.
León podría reservar unas 4 mil hectáreas para proyectos de desarrollo industrial y de vivienda. Si visitamos los polos de desarrollo de Japón, China y Corea, veremos miles y miles de hectáreas techadas de edificios industriales. No es difícil hacerlo y no cuesta nada. Basta con entrar a Google Earth y poner la vista en Shanghái, Shenzhen, Tokio, Osaka o Busan en Corea del Sur. En algunos planos incluso se puede andar entre las calles y los edificios a nivel de tierra. Tan solo la zona industrial de Shanghái dedicada a la industria automotriz tiene 50 kilómetros de largo.
Pero, ¿qué tienen que ver Gabriel y Gabriela con la industrialización, el combate a la pobreza y los buenos rendimientos de la inversión? Todo tiene que ver con proyectos de inversión. El gobierno estatal y municipal podrían destinar recursos y aprovechar el ahorro público y privado en la transformación del estado. Se requiere audacia, transparencia y participación de empresarios como parte de gobiernos corporativos de empresas mixtas. No es algo irreal.
Nuestra tierra, nuestra agua y los recursos naturales y humanos son una oportunidad “descomunal” si los utilizamos para atraer inversión e inventarnos un terruño con menor pobreza y mayor esperanza.