Por: Armando Fuentes. 

Era maestra y era solterona. Quién sabe por qué sinuoso sino ambas categorías iban casi siempre juntas. El himno de la Normal de Coahuila decía: “Hay en tus aulas amadas, / gloriosa Escuela Normal, / rumor de abejas doradas / en torno de su panal”. Las alumnas le cambiaban traviesamente la letra: “Hay en tus aulas amadas, / gloriosa Escuela Normal, / rumor de viejas quedadas / en torno de su comal”. Afortunadamente en nuestra época las solteronas ya no existen, e incluso el término que las designaba está en vías de extinción. Ahora la mujer se puede realizar sin necesidad de ponerse bajo la tutela de un varón y añadir a su nombre aquel “de Pérez”, “de González”, “de Rodríguez” que casi la hacía propiedad del hombre con quien se casaba. Pero advierto que estoy divagando, costumbre que adquirí de niño y que conservo hasta la fecha. Aquella profesora, lo dije, era soltera. Maestra de muchas generaciones en el pequeño pueblo de Nuevo León donde vivía, era muy apreciada por la comunidad, tanto que fue electa alcaldesa del lugar, la primera mujer en ocupar el cargo. Cuando llegó a su oficina en la Presidencia Municipal se encontró con que ahí estaba el anterior alcalde. “Vine -le habló el hombre en términos imperativos- a darte indicaciones sobre el modo de manejar esto”. “Mira, cabrón -le respondió al punto la maestra-. Si no me casé fue para no tener algún pendejo que me dijera cómo hacer las cosas. Así es que ya te me estás yendo a chingar a tu madre”. Tres son las corcholatas designadas por AMLO para competir por la candidatura de Morena en la elección presidencial del próximo año: Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Claudia Sheinbaum. Se mencionan por estricto orden alfabético, y no por “las damas primero”. Obvio es decir que la candidata o candidato será quien señale el dedito de López Obrador. Cualquier encuesta o consulta que al respecto se haga será una mera farsa, como todas las que el caudillo ha realizado, y sólo su voluntad prevalecerá, tal como sucedía cuando la dominación priista. Sea quien sea la persona elegida por el Gran Elector ciertamente no adoptará la postura de aquella engallada maestra lugareña, y menos aún el tabasqueño se irá a La Chingada, que tal es el sonoroso nombre de su rancho en Chiapas. Me llamarán quizá pesimista o desesperanzado, pero pienso que en lo nacional tendremos Morena para rato, a juzgar por la elevada popularidad del presidente, así sea sea ganada a base de dádivas y mañaneras y no de trabajo eficaz en bien de la República. Quisiera equivocarme, pero con los años y los desengaños he aprendido que los pesimistas rara vez se equivocan. Este amigo mío, formado en las antiguas formas, se queja de algunas mujeres de la modernidad. Explica: “Se pintan el pelo. Se maquillan hasta el punto de volverse irreconocibles. Se cambian de color los ojos con lentes de contacto. Se aplican botox aquí, allá y acullá. Se ponen rellenos en el busto y las caderas. ¡Y luego se quejan de que no pueden hallar un hombre de verdad!”. La señora que pedía la ayuda de la beneficencia pública le informó a la trabajadora social: “Tengo nueve hijos: dos de mi primer marido; dos del segundo y los otros cinco por mi propia cuenta”. Susiflor le hizo una pregunta indiscreta a su amiga Rosibel: “¿Cuándo perdiste la virginidad?”. “No me acuerdo -respondió ella-. Los hombres no tienen en la pija sello fechador”. Un voto por Morena o por la 4T será un voto contra Coahuila. FIN.

 

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