Las aventuras de “Los tres mosqueteros” fueron, son y serán motivo de fascinación para los lectores jóvenes de todo el mundo.

Alejandro Dumas, su autor decimonónico, creó una narrativa a base de valor, lealtad y audacia entre 4 mosqueteros en defensa del Rey y de Francia. También es historia de traiciones y maldad con el cardenal Richelieu, personaje histórico de la corte.

Ahora que en nuestra desorientada oposición tenemos a mosqueteras y mosqueteros peleando por una candidatura que devuelva la racionalidad al país, que regrese el respeto a las leyes y el amor por las instituciones, podrían unirse para fortalecer su aventura.

“¡Todos para uno y uno para todos!”. Con ese lema combatían los espadachines multiplicando su fuerza. No hay la menor duda que en todos los aspirantes (salvo Alito) hay un leal patriotismo y amor a México.  El mantra de D’Artagnan podría ser el comienzo del cambio dentro de la tropa de aspirantes.

Se necesita uno solo de ellos para convocar a una reunión urgente y plantear a los partidos el sentimiento común: vamos por todo con el compromiso de apoyar a la más competitiva o al más competitivo.  Todos para uno.

Con esa fuerza convencerán a Marko y a Alito de que sin ciudadanos van por el camino de la perdición.

¿Quién sería el líder que renunciará a su ego para unir a los más populares y competentes?

Podría ser José Ángel Gurría por su edad y experiencia diplomática, por su conocimiento universal de la política y las instituciones. Es un ejemplo solamente.

Convertir a un grupo de rivales que hoy luchan por la candidatura en un equipo de trabajo para unirse de aquí a la elección, sería la mejor muestra de que el objetivo es común.

Una convención urgente de dos o tres días para elegir, no sólo el método de la selección del candidato sino la oferta política común, con el compromiso de que la campaña la harán todos como si fueran un solo candidato.

Eso sería inusual pero tiene un tremendo mensaje: México no es ni puede ser el país de un solo partido, de un solo hombre o una mujer.  Tampoco el poder puede ser heredado como lo propone Marcelo Ebrard al etiquetar un proyecto de institución con el nombre del hijo del presidente.

Porque, a pesar de las encuestas, no hay causa perdida ni lucha imposible.

Frente al cinismo de quienes creen que todo está decidido, frente a los mediocres cuyo único logro es gritar desde la tribuna, existe el esfuerzo, la vocación y la pasión por México de todos los “mosqueteros”.

Caray, todos son excelentes. Enrique de la Madrid lo ha demostrado; Xóchitl Gálvez tiene grandes méritos e inteligencia, José Ángel Gurría goza de una trayectoria que nadie tiene en el partido oficial; Lilly Téllez lleva pasión y valentía desbordadas; qué decir de Beatriz Paredes con su sabiduría política; Ildefonso Guajardo sabe del futuro; Santiago Creel es un buen político curtido; Gustavo de Hoyos es un empresario comprometido; Claudia Ruiz Massieu también tiene experiencia y buen juicio; Juan Carlos Romero Hicks es un hombre intachable. Hay buena cantera.

Qué diferencia con la propuesta penosa de Marcelo Ebrard de crear una secretaría ex profeso para “Andy” el hijo del presidente López Obrador. 

Después de eso, que parece broma diseñada por sus enemigos, no hay duda que la contienda será más pareja de lo que imaginamos, sobre todo si en la oposición hacen compromiso de equipo de aquí al 2 de junio. Todos unidos. 

 

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