Hay días que no pueden perderse en la memoria porque fueron puntos de inflexión en nuestra historia. Hace justo 35 años, el 6 de julio de 1988, Guanajuato cambió para siempre. Fue la elección sexenal a la Presidencia de la República y la renovación del Congreso local. 

Lo primero que viene a la mente es la figura de Manuel Bartlett, el entonces secretario de Gobernación, quien había ordenado el mayor fraude en la historia de nuestro estado. Tenía un doble objetivo: ayudar a que el PRI y su candidato Carlos Salinas de Gortari ganaran la elección al precio que fuera. 

Nuestras encuestas mostraban que Acción Nacional ganaría en León con un margen amplio en los tres distritos electorales de entonces. El gobernador Rafael Corrales Ayala, cómplice del partido oficial y de Manuel Bartlett, ayudó a “preparar” los comicios. 

Hace 35 años no había IFE ni INE, sólo una Comisión Federal Electoral gobernada por Bartlett y sus compinches. Fácil se les hizo rellenar urnas antes de la votación. En León metieron 155 mil boletas cruzadas por el PRI antes de que se abrieran las casillas. Cuando los ciudadanos llegaron a votar, encontraron las urnas a medio llenar. 

Frente a soldados que vigilaban la elección, tomaron los paquetes y los pusieron contra el sol. Descubrieron el fraude. Sacaron las boletas cruzadas a favor del PRI y llenaron costales. Antes de las 9 de la mañana estaban en la antigua redacción de AM en la calle López Mateos. 

Al principio dudamos en recibirlas porque la ley decía (dice) que era un delito manipular el material electoral (casillas, urnas y boletas). Más costales y más gente indignada acudía a presentar una denuncia de hechos como si fuéramos ministerio público o autoridad electoral. La gente sólo quería que viéramos el tamaño del fraude. 

Un poco más tarde los resultados nacionales llegaban por los cables informativos. Cuauhtémoc Cárdenas estaba al frente de la elección. Fue entonces cuando Bartlett paró el conteo aduciendo que el “sistema se había caído”. Una tramposa forma de retrasar los resultados y meter mano negra en los resultados. 

En León el PAN ganó a pesar del fraude, las 155 mil boletas sucias y el intento de engañarnos como bobos, no tuvieron éxito. A medida que pasaban las horas y se acercaba el cierre de la edición, nos enfrentamos a una decisión que cambiaría el destino de Guanajuato y de AM. Había que publicar “Las noticias como son”. Nuestro encabezado fue “Rellenan las urnas”. Dábamos cuenta de la orden de Bartlett, ejecutada sin pudor por Rafael Corrales Ayala.  

Otro recuerdo de esos grandes días fue la noche y la madrugada del día 7. Imaginamos lo peor. La Secretaría de Gobernación y el mafioso Bartlett seguro vendrían por nosotros, como dicen los españoles. Por fortuna el escándalo de la caída del sistema hizo que Bartlett tuviera las manos llenas de mugre y de problemas. León, Guanajuato y el AM eran tema menor contra la responsabilidad que le dieron de “sacar la elección nacional”. Corrales Ayala sería el último gobernador priista y en diciembre del mismo año Carlos Medina ganaría con relativa facilidad la presidencia municipal. 

Es bueno recordar porque este mismo año, el partido oficial, lleno de ex priístas, quiso hacerse del árbitro electoral. Quiso regresar a la época en que las elecciones eran “administradas” por el Poder Ejecutivo. Las negras intenciones fueron derrotadas por la Suprema Corte de Justicia y el INE sigue teniendo autonomía, aunque salió lastimado. Hoy no puede parar en seco las precampañas por temor al oficialismo.

Intuyo que el 2024 será otro año de inflexión. Pero eso lo platicaremos desde otra perspectiva. 

 

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