Programa ANGEL (Avanzadas Normas de GeoLocalización y Seguridad).
“¿Se pueden imaginar todos los delitos que podemos impedir? ¿Todos los robos que podemos frustrar? ¿Todos los asaltos carreteros que podemos evitar? ¿Todo lo que vivimos todos los días que podemos impedir para proteger a las personas? ¿Se imaginan?”.
Marcelo Ebrard Casaubon durante la presentación de su Plan de seguridad.
A Marcelo Ebrard le debemos la primera propuesta formal para recuperar la paz perdida en el país, un reto formidable. El candidato de Morena dice que se dio cuenta en 20 días del reclamo generalizado de seguridad en todo México.
Plantea: poner cámaras en todo el país con reconocimiento facial; tecnología para descubrir armas ocultas en personas y vehículos; técnicas para saber de dónde se disparó un arma; cámaras inteligentes en el pecho de cada policía; reconocimiento morfológico (lo más delicado); el uso de drones avanzados para vigilancia; rastreadores de todos los vehículos y el aprovechamiento de la inteligencia artificial para hurgar en una enorme base de datos común de todo lo que sucede y sucedió en el país.
A quien le llaman Carnal Marcelo, se convertiría en el primer “Big Brother” en Palacio. Según su narrativa, ha visitado muchísimos países para saber qué funciona y cómo están resolviendo los problemas. Es el único funcionario público con cultura política cosmopolita. Incluso asumió tareas propias del Jefe de Estado cuando inexplicablemente el presidente no quiso saber nada del mundo. Reunión de los 20, reuniones latinoamericanas, etcétera.
De bote pronto surge la duda: ¿nos convertiremos en un país donde el gobierno tiene toda la información de todos los rostros, de todas las señas particulares y los hábitos de sus ciudadanos como en China?
¿Tendremos computadoras con inteligencia artificial que le digan a la policía quién camina como asesino, quién como ladrón o quién como feminicida? Un triste regreso a la frenología, que creía que al examinar los bultos y las depresiones del cráneo, se podían determinar las características morales y psicológicas de una persona, incluyendo la propensión a la criminalidad.
¿Se imagina que un día lo detienen porque tiene el caminado parecido al de un asesino serial o al de un feminicida, simplemente porque una cámara detectó su trote o su modo de mirar?
¿Imagine que los malos se apoderan de los datos de todos los ciudadanos? ¿Qué tal si con inteligencia artificial entran en esa enorme base de datos y documentos que podría sumar millones de millones de páginas de información, fotos y video?
Es cierto que la información oportuna puede salvar miles de vidas, que poder ver quién trae pistola o armas ayudaría a la policía o a la Guardia Nacional, pero qué pasa, por ejemplo, cuando los delincuentes ni siquiera temen mostrar sus armas de asalto.
Si su plan ANGEL tiene todas las bondades para conquistar la paz y el disfrute total de nuestras libertades, ¿por qué no se lo presenta de una buena vez a López Obrador? ¿Cuántas vidas se salvarán de la crueldad de los extorsionadores que queman a quienes no quieren pagar piso? ¿Cuántas mujeres dejarían de morir por feminicidio si el presidente diera por bueno su plan desde ya?
Sin duda Marcelo, “el carnal”, es el más preparado de los candidatos (mal llamados corcholatas) de Morena. Su rango de conocimientos es unas tres veces mayor que el de cualquiera de sus contrincantes ficticios.
Al plan ANGEL solo le falta un ingrediente, el más importante: voluntad política.