Bajo la influencia del Frente Amplio por México, el único camino futuro para los partidos será la democracia interna. Primero porque es lo correcto y luego porque es la forma de conquistar a los ciudadanos.
En Guanajuato hay grupos que manifiestan su interés para que no se dé un dedazo, que los puestos no se hereden y la gente participe. Como se espera que el partido en el gobierno envíe una mujer a la candidatura, sólo hay dos opciones a la vista: Libia Dennise García, secretaria de Desarrollo Social y Alejandra Gutiérrez, alcaldesa de León.
Bajo la mesa la lucha ha sido tremenda. El gobernador Diego Sinhue Rodríguez tiene su favorita con Libia Dennise y el líder del PAN nacional, Marko Cortés, también con Alejandra Gutiérrez. Diego controla el partido, la nomenclatura local y los miles de afiliados que son funcionarios de gobierno. Marko tiene la fuerza nacional que influye en todo.
Lo sabio sería que el PAN no perdiera la oportunidad de unirse a la fiesta que representa una competencia abierta y real, donde no sólo participen los miembros del partido, sino los ciudadanos que así lo quieran. Tal como sucede hoy a nivel nacional.
En nuestros celulares tenemos la facilidad de registrarnos como simpatizantes de una de las contendientes o los contendientes (ya sea que fueran dos o más). Una de las peticiones de Xóchitl Gálvez para participar fue el uso de la tecnología para incentivar la participación. La elección directa para elegir al líder del Frente será en 300 casillas en todo el país. Eso limita la participación. Si, en cambio, podemos votar después de registrarnos a través de nuestro celular o una computadora, la participación se multiplica.
El volumen de registros en el Frente muestra que la senadora del PAN tiene casi amarrada la candidatura a la presidencia. Muchos esperamos que haya más candidatos que cumplan con los requisitos mínimos para fortalecer el debate, el intercambio de ideas y la presentación de proyectos a los electores.
En Guanajuato, para Libia o Alejandra, sería mucho más legítimo ganar en una contienda de piso parejo que tener que admitir que su candidatura se debió a Diego o a Marko. En el fondo la lucha no sólo es de ellas sino de los grupos de poder que giran alrededor de sus intenciones. Cada una tiene sus fans dentro y fuera del PAN, dentro y fuera de la administración pública estatal y local.
Un lastre en los partidos es el ir y venir de funcionarios con falta de servicio profesional de carrera. Los planes, proyectos e instituciones cambian cada trienio y cada sexenio por el cuatismo o los compromisos de partido. En un futuro los partidos tendrán que limitar, por ley, la participación de sus miembros en la función pública.
Nos quejamos de la incompetencia de los funcionarios de la 4T, en muchos casos personajes sin la experiencia o conocimientos para gobernar y administrar. Vemos lo que pasa en Pemex, la CFE, Segalmex, el extinto Insabi, el Banco del Bienestar y en casi todas las secretarías: puros desastres.
Xóchitl Gálvez podría ser el empujón que necesita el PAN local para defender la plaza, para desprenderse de Morena en la elección del 2024. Los partidos se abrieron a la ciudadanía, cedieron poder para encontrar la única forma de competir, algo que no sucederá con las corcholatas. La apertura daría vida nueva al blanquiazul.