“Buenos días México… desde la villa de San Michele en Capri.

Hoy les tengo 3 preguntas por hacer y discutir sobre ellas, así que empecemos: Van a permitir que el #Comunista miedoso de @ConcheirLuciano, el piojo drogadicto de @MaxArriaga y el desviado resentido de Etien Fass eduquen a sus hijos con ideas de que ser pobre es bueno y que no se debe cuestionar al poder? Digamos NO a la #EducaciónComunista y a los #LibrosComunistas!!!”

Ricardo Salinas Pliego en Twitter. 

Ricardo Salinas, dueño de TV Azteca y Banco Azteca, tiene más de 10 mil millones de dólares. Es el tercer mexicano con mayor riqueza en el País. 

En las últimas semanas se enfrascó en un pleito con la nomenclatura morenista. Pocos ciudadanos tienen las agallas, y el dinero, para poner en su lugar a quienes diseñaron los libros de texto (que no son gratuitos porque los pagamos todos). 

Pone todo el poder de su televisora y de las redes sociales -Twitter- para burlarse y denostar a cuanto político de Morena se le pone enfrente. A Citlalli Hernández la desprecia por su gordura, la compara con un cerdito, todo porque ella tiene una trayectoria de insultos y pleitos a manotazos en el Senado. “Cenadora” y otras cosas más oprobiosas le dice sin empacho. 

Salinas, además, exalta las virtudes y bondades de ser extremadamente rico. Desde su yate en Italia, con un puro en una mano y un fino licor, dice estar pasando un tiempo bomba mientras se ríe de sus detractores. Con un estilo petulante y sarcástico, enseña a sus seguidores la verdad del capitalismo y combate a un imaginario comunismo mexicano. 

Sus seguidores le llaman “tío” y lo alientan a que siga en su embate y combate contra las fuerzas oscuras de Morena. Sin filtros muestra, dondequiera que esté, los bienes adquiridos con su inmensa riqueza. Un día dice que el AIFA si es internacional y que además se puede llegar en 5 minutos. Llega al aeropuerto en su helicóptero y parte en su Global Express 650 en vuelo a Qatar. 

El “tío” es un buen exponente de la cultura capitalista de Monterrey. Su anticomunismo y antisocialismo es común en los grupos empresariales del norte. La diferencia de Ricardo con sus colegas es que no tiene filtro, ni tampoco se apena de acumular tanto dinero. 

Citlalli lo critica porque presuntamente debe 30 mil millones de pesos al fisco y no los paga. Él alega que no hay tal cosa y embiste con insultos variados e imágenes de cerditos a la senadora. Pero también arremete contra la burocracia parasitaria del gobierno y la ineptitud de los funcionarios del presidente López Obrador. 

Ningún empresario tiene las agallas para hacer lo que él hace. En parte porque goza de la “amistad” del presidente o porque compartió recursos en el apoyo de su candidatura, vaya usted a saberlo. Lo cierto es que ninguno se mete con el otro. 

Aunque no es grato ver que un hombre acaudalado y culto, use técnicas arrabaleras para distribuir sus conceptos ideológicos, es útil que lo haga en defensa de quienes se parten el alma todos los días para generar valor, para producir riqueza y que vaya en contra del dispendio gubernamental. 

No recordamos un pleito que haya despertado tantas pasiones. Odio y amor exaltados en un sinfín de tuits. 

Mientras eso sucede su televisora la emprende contra los libros de texto. Es un buen apoyo a los estados que se niegan a repartir los estúpidos contenidos creados por sus archienemigos citados al comienzo. La forma de esa defensa de nuestra niñez puede no ser elegante o digna de un personaje tan acaudalado, pero que será una buena defensa de los niños, nadie lo dude.

 

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