En reuniones sociales y familiares, cuando se habla de política, siempre surge la pregunta: ¿qué puedo hacer para apoyar a Xóchitl? Es común entre los ciudadanos de clase media “aspiracionista”. La única respuesta posible es la participación activa con grupos afines, pero no es suficiente.

Lo más sensato sería: participa en el partido con el que tengas más afinidad. Intégrate a sus filas y, desde ahí, empuja tus ideales. El problema es que el PRI casi no existe y nadie reconoce sus viejos ideales o qué lo mueve. El PRD, quedó hecho una cáscara después de la emigración de la mayoría de sus miembros a Morena.

Queda el PAN, pero ahí existe una barrera increíble. Mientras Morena tiene más de 2 millones de afiliados, en Acción Nacional apenas llegan a 306 mil entre sus “cuadros”. En los últimos años, a pesar de haber gobernado durante dos sexenios, el partido tradicionalista no tuvo el menor interés de crecer, de incorporar a millones de ciudadanos porque “no es un partido de masas” sino de miembros “capacitados” y seguros seguidores de su doctrina política.

Es cierto que muchos ciudadanos quieren participar sin comprometerse con un partido, pero hay millones que se identifican con el pensamiento libertario, democrático y de bien común del blanquiazul. Es curioso que la hoy candidata del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, afirme que no pertenece a ningún partido. Fue delegada electa de Benito Juárez en la CDMX y luego senadora por ese partido, pero como “externa”.

Si el PAN decidiera abrirse y aceptara a todos quienes tienen pasión política para que cambie el rumbo del país, encontraría un “mercado” inagotable. Gente que podría entregar tiempo y recursos para apoyar su causa. De paso podría convertirse en un verdadero partido democrático y no uno de cúpulas.

La única razón para mantener cerradas las puertas a la ciudadanía es que hay un gran temor a la democracia, a organizar elecciones internas y perder el control. La historia reciente marcó una división cuando Ricardo Anaya se quedó con el control del partido en un rompimiento con Felipe Calderón y Margarita Zavala. Fue una disputa donde salió perdiendo el expresidente. Su esposa no fue candidata en 2018.

Si en el PAN de Guanajuato estuvieran inscritos como miembros una buena proporción de los que votan por el partido, no tendrían necesidad de acarreos, de comprar votos o de que sean siempre los mismos quienes hereden el poder como sucedía en el PRI o sucede hoy en Morena.

La elección presidencial puede decidirse por una diferencia pequeña. En una contienda cerrada, ayuda mucho que un partido cuente con un gran impulso de los estados donde tienen mayoría. Guanajuato fue un lugar donde no ganó AMLO, pero Acción Nacional y su presidente actúan como si tuvieran escriturado el terruño. Jamás una postura de humildad frente al futuro incierto. 

El PAN podría tener cientos de “capítulos” en toda la geografía nacional, con organizaciones de mujeres, jóvenes, empresarios, profesionistas, agricultores y todo sector que represente a la clase media, a los aspiracionistas y demócratas del país. Morena afilió en el país a más de dos millones en poco tiempo y eso es una ventaja. El PAN apenas pudo rebasar los 300 mil necesarios para su registro. Abran las puertas señores.

Gsz

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