Dirán que no por madrugar amanece más temprano; dirán que faltan 221 días para la elección del 2 de junio del 2024; dirán lo que quieran pero es tiempo de votar. ¿Votar?
Si, votar. Veamos cómo no es tan complicado.
Para votar se requiere una credencial de elector del INE, tenerla vigente y a buen resguardo. De hecho es el documento de identidad más utilizado y necesario para trámites legales. Sabemos que son verdades conocidas por “todo mundo”, o al menos eso creemos. Veamos a nuestro alrededor y meditemos sobre nuestros familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, ¿qué porcentaje está listo con su credencial?
Nos sorprendería la cantidad de jóvenes estudiantes, campesinos, personas de la tercera edad desinteresadas en los acontecimientos de la nación. Son muchos más de los que imaginamos. En el padrón nominal del INE, al 12 de octubre, había 96.5 millones de ciudadanos. Además otro medio millón inscrito en el extranjero. La mayoría son mujeres.
En 2018 había casi 94 millones de electores y votaron unos 49 millones, apenas un 52%. La mitad no votaron. El reto para la oposición es enorme. Ricardo Anaya y José Antonio Meade no pudieron siquiera rebasar juntos el 74% de los 30 millones que obtuvo AMLO. Ahora, con el poder en la mano y la mayoría de las gubernaturas, con todo en contra, el Frente Amplio por México tendrá que fortalecer su posición con una marea de votos a favor de Xóchitl.
Si votan más de 63 millones de ciudadanos en 2024, lo más probable es que sea una elección cerrada. Contra todo lo que se dice, la partida es entre dos candidatas, Xóchitl y Claudia. El relleno de Movimiento Ciudadano, ya sea Samuel García o Marcelo Ebrard, podría conquistar, cuando mucho, 5 millones de votos. ¿Por qué? Porque su presencia es regional y no nacional, porque los gobernados por MC, tanto de Jalisco como de Nuevo León, no han tenido resultados populares.
En Jalisco, si MC no se une al Frente por México, perderá la elección según encuestas recientes. Samuel García, comete el mismo error que el Bronco y traiciona su palabra empeñada al principio de su sexenio, la de no dejar la gubernatura para ir por una campaña insensata. A Samuel todos lo identifican como el esquirol de Palacio.
Para competir mejor, el Frente Amplio de Xóchitl, tiene tres carriles: el primero es asegurarse de promover el voto como nunca antes se hizo. El proyecto de gobierno y las propuestas concretas es el segundo. El tercer carril es la propia imagen generada por la candidata en redes sociales y en los medios de comunicación.
Los seguidores de la hidalguense preguntan qué pueden hacer, qué pueden aportar para apoyar a su candidata. Lo inmediato es organizar una campaña nacional en favor del voto.
Promocionar el voto es legal, legítimo y bueno para la salud de nuestra democracia. No se necesita decir por quién, solo por qué.
La promoción del voto es inobjetable desde cualquier punto de vista, al menos en lo formal. Tal vez al oficialismo no le convenga una votación nutrida pero sí al país. ¿Por qué votar? Por el futuro, por tus hijos, por tu familia, por tus amigos, por la democracia, por fortalecer la República, porque, si no votas, no te puedes quejar.