El martes las cosas no fueron bien para Claudia Sheinbaum. Sus seguidores no acudieron a la cita en el Estadio Ciudad de los Deportes. Esperaban un lleno de pared a pared con 40 mil fans como demostración de fuerza política. Llegaron, cuando mucho, la quinta parte de los que imaginaba la candidata de Morena.
Algo salió mal en la organización dijo Mario Delgado, el presidente del partido. Los comités de la defensa de la 4T fallaron en la reunión de los contingentes. Luego prometió repetir el evento el día 12 de noviembre, por cierto Día del Cartero.
La primera lección para el nuevo partido es que llenar un estadio no es un día de campo, aún con todos los recursos para facilitar la movilización. Sobre todo cuando no hay motivo real como un arranque o cierre de campaña.
La segunda lección y la más valiosa es que el líder no puede hacerse para atrás y abandonar a quienes sí cumplieron. Claudia preguntó en el “túnel” cómo estarían las entradas. Al cerciorarse de que las tribunas estaban casi vacías, decidió no presentarse. Un pésimo precedente para lo que viene en una campaña larga.
Lo correcto hubiera sido atender a quienes cumplieron. Un método sencillo era llamarlos a concentrarse en el empastado o acercarse lo más posible a la candidata. Abrir un diálogo desde el templete. Los oradores debieron agradecer a quienes llegaron y nombrarlos héroes de la causa de la 4T. Por el contrario, el regaño, que debió ser para quienes no asistieron, lo recibieron los cumplidos.
Desencantados por el fallido intento, los morenistas caminaron hacia la salida mientras oradores querían levantar el ánimo mediante consignas trilladas. El doble fracaso pesó más sobre los hombros de los seguidores de Claudia.
El nombre de “comités para la defensa de la 4T” suena al viejo método castrista para vigilar que la dictadura cubana no se cuarteara con ninguna desviación ideológica. Una argamasa de mitos mantiene presos a los isleños desde hace 63 años.
Por fortuna en México tenemos libertad y podemos no ir a donde nos ordenen o nos indiquen. Los acarreados son tan volátiles como el clima o el monto de las dádivas. Como electores comprados, no tienen temor de fallarle a la candidata o al tlatoani.
Al ver el cuadro del fracasado encuentro, el Presidente debió meditar si el error de no haber impulsado a Marcelo Ebrard mostraba sus primeros tintes. Ahora tendrá que redoblar el apoyo del Estado a una candidata débil, con poco carisma, y ahora, con la timidez o la soberbia de no ingresar a un estadio semivacío.
Porque si Claudia no quiso ingresar al evento sólo pudo ser por dos causas: permitir que el enojo le llegara a la cabeza al no contar con los 40 mil seguidores en las tribunas. O el miedo a verse retratada en los medios con graderías solas como telón de fondo.
Para la oposición es oxígeno puro. Xóchitl y sus seguidores de inmediato hicieron mención de las engañosas encuestas publicadas en días recientes. Si en su ciudad, si con sus funcionarios y comités políticos, Claudia no pudo llenar un cuarto de estadio, menos podría hacerlo en otros lugares.
Este evento empareja las tablas y abre un reto para el Frente Amplio por México: llenar el Estadio Ciudad de los Deportes con simpatizantes. Lo veremos.