El cambio más rápido del mundo está en China, India, Japón, Corea del Sur y el sureste asiático. Ellos tendrán el dominio de los mercados mundiales si no entran en guerra o si sus gobernantes no cometen una locura. Asegurando la paz, serán líderes en casi todo.

Si antes teníamos miedo a la invasión de textiles y calzado desde China y Vietnam, ahora debemos prepararnos para la entrada de productos con mucho más valor agregado. El ejemplo que vemos rodar todos los días por las calles son las nuevas marcas de autos chinos.

Hace unos días un amigo compró un eléctrico BYD, que ahora comercializa Liverpool. El modelo, llamado Dauphin (Delfín) costó 539 mil pesos con IVA incluido. Dejó el SUV Honda porque sus necesidades son urbanas. Con 400 kilómetros de alcance máximo, la batería le puede durar una semana o más. En media hora puede cargarla hasta llegar al 80%.

Una de las ventajas es el ahorro en tiempo y dinero. Él sabe que nunca más irá a una gasolinera y que los servicios no requerirán aceite y bujías; es probable que se aburra primero que tener la necesidad de cambiarlo.

La carrera por la conquista del mercado de los autos eléctricos hizo que las armadoras europeas, Renault y Volkswagen se unieran para producir un auto económico de unos 21 mil euros, según la prensa alemana. La fortaleza automotriz europea está asediada por los chinos. Han contenido la invasión durante algún tiempo, pero pronto tendrán que permitir el acceso a su mercado si quieren seguir en negocios con el mercado automotriz más grande del mundo. No pueden quedarse atrás.

Lo extraño es que los europeos no han puesto un pie grande en México con vehículos eléctricos de bajo precio. Los chinos tienen en León una agencia que vende autos llamados Lingbox, cuyo precio arranca en 219 mil pesos. Su alcance y prestaciones son mínimas pero puede ser una solución para traslados cortos. Jac vende autos eléctricos del doble de precio pero con mejores especificaciones de seguridad.

En telefonía móvil Huawei inventó teléfonos celulares de pulso para niños, con la modalidad de absoluto control para los padres. Además de un GPS para localizar a los críos dondequiera que estén, llevan una sola lista de teléfonos a los que pueden marcar y de quienes pueden recibir llamadas. Para las mamás nerviosas es una tranquilidad y para los niños inquietos la posibilidad de llamar cada vez que se les ocurre. Huawei, proscrito en los Estados Unidos, tiene la tecnología para competir donde los pongan, incluso en el rubro automotriz.

Oppo, la marca de teléfonos china, tuvo la buena idea de crear una cámara de alta gama pegada a un móvil. Se unió a Hasselblad, la legendaria compañía Sueca de cámaras de gran formato para habilitar sus teléfonos. El resultado es una fiera competencia con Samsung y Apple. Pronto crecerá su presencia en el país.

Y si repasamos lo que vende Temu y Shien sin impuestos y a precios ridículos, entendemos el valor de la productividad y el ingenio asiático para producir, mercadear y brincar todas las barreras arancelarias habidas y por haber. (Continuará)

 

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