“De lo que tengo miedo es de tu miedo”.
William Shakespeare
La campaña del Frente lleva en su estandarte la frase de “Por un México sin miedo”. Es una extraordinaria interpretación del estado de cosas en el que vivimos. Hay miedo a salir, a invertir, a viajar por carretera, a llevar mercancías de carga porque roban y asaltan a los choferes.
Hay miedo por las extorsiones y el enfrentamiento de grupos delincuenciales; hay miedo de las enfermedades porque los servicios de salud pública están rebasados. Hay miedo en las escuelas y en los hospitales, hay miedo en los microbuses y en los taxis; los mexicanos tenemos miedo de los mexicanos. Algo que nunca debió suceder como ocurre hoy.
En algunos lugares del país no sólo hay miedo sino terror porque el Estado desapareció, porque ni siquiera es fallido, simplemente se fue o se escondió. En Chilpancingo, en Celaya o en Maravatío la criminalidad llega a la locura. Lo mismo que en Fresnillo, Zacatecas o Acapulco.
El gran Bardo, el poeta y dramaturgo que inventó la humanidad lo dice en pocas palabras. Debemos tener miedo del miedo de los demás. Después de cuatro siglos, aparece un mensaje claro que se ajusta al oficialismo mexicano. El método de flotar, de jugar a la defensa con mentiras cotidianas como las que llegan por la mañana diciendo que México está en paz o “mejor que nunca”, resulta una apuesta electoral débil.
Ponerle un “segundo piso” a los resultados del sexenio tampoco es algo que seduzca, cuando el primer piso se cayó en el Metro de la CDMX. Doble Tren Maya, doble refinería de Dos Bocas, doble apoyo a Pemex y en dos años el país estalla.
La campaña de Xóchitl comienza en la ciudad que más miedo tiene en el país: Fresnillo; la campaña de Claudia inicia bajo cubierta de decenas de miles de acarreados, principalmente trasladados desde los estados en que gobierna Morena.
Serán 3 meses de gran pasión e intensidad, con riesgos enormes para la estabilidad política de la nación. Sabemos que las encuestas de verdad, las que no se hacen por encargo, ubican en un dígito la diferencia entre el oficialismo y la oposición. Mucho menos de lo que tenía Vicente Fox antes de ganar. Si a mediados de abril los números se emparejan porque los indecisos perdieron el miedo de decidir y votar, puede haber un resultado muy cerrado.
En las últimas elecciones del 2021 Morena perdió la mayoría calificada en el Congreso y también la mitad de la CDMX. Hoy el presidente López Obrador se cura en salud diciendo que la ciudad que gobernó se había canteado a la derecha, todo por culpa de los “malosos” noticieros de radio y las redes sociales. Se cayó su tradicional filtro y dijo algo que no debió gustar mucho al equipo de Clara Brugada, la candidata de Morena.
Si los jóvenes supieran lo que se juega el 2 de junio, saldrían en masa a votar. Cualquiera que sea el resultado, es imposible que este sexenio se desdoble en el siguiente. No puede haber un “copy/paste”, un cortar y pegar. Lo sabe Claudia, Xóchitl y lo sabemos todos quienes tenemos miedo de vivir en México. Si no, ¿por qué hay decenas de miles de compatriotas que huyen y piden asilo en Canadá o simplemente se aventuran a cruzar el Río Grande?
La elección puede convertirse en la suma de todos los miedos.
**Miedo da que no votes**