Los políticos en campaña luchan por la mejor creación de videos en redes. TikTok, en particular, llega a millones de mexicanas y mexicanos jóvenes, aunque su mercado cada día avanza hacia audiencias de todas edades y segmentos sociales. Hay influencers como Kimberly Loaiza que superan los 80 millones de seguidores.
Si tomamos como referencia a los influencers – los amos del TikTok– tenemos que la aplicación de la empresa china ByteDance tiene el mayor impacto audiovisual en la audiencia nacional (aunque sean tonterías lo que emiten a diario). Si a eso sumamos las redes Facebook e Instagram de la empresa estadounidense Meta y X de Elon Musk, sabemos que son extranjeros los dueños de las plazas públicas más concurridas.
TikTok, la aplicación iniciada en China hace 8 años, logró penetrar en todo el mundo gracias a su carácter adictivo. En tiempo de elecciones se convierte en la arena política, en el circo romano de nuestra época. En el pasado comentamos como Rodolfo Hernández Suárez, un colombiano septuagenario, pudo ganar el 48% de los votos casi sin hacer campaña, salvo en TikTok.
Mientras cientos de medios ayudamos a formar opinión, sabemos que una elección puede definirse dentro de esos foros circenses. Donald Trump ganó la elección a Hillary Clinton por la desproporcionada influencia de Facebook. Hace unos años Trump pedía cancelar TikTok, hoy ve esa red como un apoyo.
El congreso norteamericano tiene siempre dificultades para ponerse de acuerdo en cualquier cosa, sin embargo, ahora están de acuerdo en algo: pedirle a TikTok que se convierta en empresa norteamericana o pierda su licencia para operar. Muchas son las acusaciones de los legisladores, pero la más importante es que los chinos obtienen una cantidad de información descomunal sobre la vida en Estados Unidos. Datos sensibles que seguramente examina hoy el rival geopolítico.
Mientras en China está prohibido ver o entrar a las redes sociales norteamericanas -todas-, los chinos dueños de ByteDance, dueña de TikTok, alegan que el Congreso viola la libertad de expresión establecida en la Constitución. Parece broma porque el Partido Comunista en su país de origen tiene todos los controles y todas las censuras impuestas a un pueblo que no es libre de elegir lo que quiere ver.
México entra al tema: es previsible que TikTok sea vendido a empresarios locales en Norteamérica. Un ex secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin está apuntado para comprarle a los chinos; Mark Zuckerberg, de Meta, se frota las manos para recoger una audiencia que vale tal vez 200 mil millones de dólares.
Los políticos autoritarios de antaño tenían mil formas de controlar la información. Eso se acabó. Las plataformas digitales están fuera del control de Palacio. Sólo así se explica que, por ejemplo, Carlos Alazraki y sus amigos de Atypical TV en Youtube puedan recordarle el 10 de mayo al presidente López Obrador sin que sufran censura o la cancelación de su canal. Antes la mayoría de los medios se adaptaban al poder, ahora es el poder y los políticos quienes se tienen que adaptar al son que les tocan los nuevos circos romanos y sus audiencias feroces.
Creo que en poco tiempo los legisladores mexicanos tendrán que alinearse con los intereses de Norteamérica y no a los de EEUU, sino a los de México, Canadá y Estados Unidos. Si queremos funcionar como bloque comercial y recibir todos los beneficios del nearshoring no nos queda otra opción. Los circos tienen que ser propios.
**Si tienes tiempo para ver las redes sociales, te sobra tiempo para votar**
RSV