Es difícil imaginar vivir todos los días con apagones de hasta 18 horas, o hacer colas durante toda una mañana para recibir una ración de arroz y frijol en la tienda del gobierno. La vida en Cuba se vuelve oscura y de hambre, de enormes tiempos muertos y desesperanza. Nadie puede trabajar cuando la “corriente” falta casi a diario.
Desde agosto de 2022, Cuba sufría escasez de alimentos, petróleo, diesel y gasolina. Los tanques de reserva que recibían petróleo de Venezuela se quemaron en el puerto de Matanzas.
Ese sería el principio de un calvario pronunciado que va de mal en peor. El petróleo que envió el presidente López Obrador como ayuda, sólo fue una aspirina. Una muestra del indigno apoyo a un gobierno totalitario y dictatorial. Un pequeño puntal de algunos meses más para el dictador Miguel Diaz-Canel. Para AMLO sólo existe una reminiscencia ideológica en la cabeza de un pasado que nunca convirtió los ideales comunistas igualitarios y de prosperidad en sustancia real.
El domingo, hartos de apagones, de falta de leche para niños y una canasta básica para los adultos, los cubanos de varias ciudades salieron a la calle a protestar. Piden “corriente y comida”. Luego claman por libertad. “¡Patria y vida!”; “¡libertad, libertad!” es su canto. El grito de lucha que contradice el infame lema de “Patria o muerte” de Fidel Castro.
Diaz-Canel, como todo dictador populista, echa de nueva cuenta la culpa al embargo estadounidense. Una mentira tan desgastada que no le llena ni una onza de esperanza en el estómago a los ciudadanos. ¿Quién puede creer toda una vida que la culpa del fracaso de su país es culpa de otros? Porque es lo único que han escuchado los cubanos desde que Fidel decidió instaurar el modelo comunista.
El problema real para el gobierno de Cuba es que la isla casi no produce. Salvo cigarros (puros) habanos, ron y algunos minerales, la isla no exporta lo suficiente para comprar energía, maquinaria o refacciones para la poca industria que tiene. Se mantuvo a flote algún tiempo por las transferencias y ayudas de Venezuela y México. Algo que sólo aumenta el periodo de sufrimiento para la población.
Es tan dramática la situación en el agro que ni siquiera la producción de azúcar alcanza para el consumo interno, menos para exportar como antes. Según datos discretos (no dados a conocer al público), Cuba sólo tuvo una zafra de 350 mil toneladas de azúcar. Una cantidad sólo comparable con la que tuvo en 1898, hace más de un siglo cuando vivían su guerra de independencia. La escasez de lo que fuera el principal producto de exportación llega a tal grado que hay mercado negro.
Para la dictadura no hay solución. Migraron en tan sólo tres años unos 500 mil habitantes, muchos de ellos vía Nicaragua y México. Se van los jóvenes, los viejos no producen lo que antes y los salarios de 30 dólares sirven de poco. El país vegeta.
Pronto la desesperanza llegará al ejército y a las fuerzas policíacas que detienen y encarcelan a quienes protestan. Es tanto el temor del gobierno que canceló la transmisión de datos para que las manifestaciones no puedan ser enviadas al exterior. Aún así circulan por X y por otras redes sociales. Diaz-Canel está frito aunque no se haya dado cuenta todavía.
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