“Lo único que le pediría es que presentara las pruebas, y si las presenta, actuamos”.

Andrés Manuel López Obrador a Ricardo Salinas Pliego ante la acusación de tener funcionarios corruptos. 

Para Ricardo Salinas Pliego vienen tiempos de tormenta y para el presidente López Obrador también. La ruptura es total, personal y a tres caídas sin límite de tiempo. Una máscara contra cabellera que nunca habíamos presenciado en la arena política nacional. 
Desde hace un tiempo, Salinas Pliego inundó la red social X y algunos segmentos de su televisora TV Azteca con su inconformidad frente a los “gobernícolas”. En trifulcas con Jesús Ramírez, Citlalli Hernández o Jenaro Villamil, llegó a los más bajos epítetos, a las descalificaciones por orientación de género o el sobrepeso de la senadora a quien, despectivamente llama “cenadora”. 

Parecía un juego peligroso, un enfrentamiento entre el tercer potentado más rico del país y funcionarios de segundo nivel. Hasta que en un noticiero de TV Azteca un enfurecido acapulqueño le recordó el 10 de mayo al presidente. Algo inédito en la televisión abierta y concesionada del país. 

Apenas antenoche Salinas Pliego acusó a López Obrador de albergar una gran corrupción en su gobierno, encabezada por sus funcionarios más cercanos. Aunque se detuvo al decir que el presidente era honesto, atacó a los “extorsionadores” del SAT e implícitamente descalificó a todos. 

López Obrador dobló la apuesta, como se dice en los casinos donde se juegan fortunas. Hace dos semanas en la mañanera había dicho que las empresas de Salinas Pliego debían más de 30 mil millones de pesos. Quedó consignado en todos los medios y en la propia mañanera. 

Ayer duplicó la deuda, es decir, dobló la carga; presentó al jefe del SAT (Servicio de Administración Tributaria) para decir que la cuenta no era de 30 sino de 63 mil millones de pesos. Monto que sería suficiente para reventar a sus empresas más importantes como Banco Azteca, Elektra y Total Play. 

Salinas Pliego sólo puede contar con dos barandales dónde apoyarse: la Suprema Corte de Justicia y las presuntas “pruebas” que dice tener de la corrupción del entorno obradorista. Bueno, también tiene a TV Azteca, la televisión abierta que tiene un 30% del auditorio nacional. 

El empresario dice que el ataque es un distractor de los grandes problemas que enfrenta el país, en particular la violencia y la corrupción. Claro que le viene bien el distractor a Palacio aunque el riesgo para Morena y para el propio presidente sería información de grave corrupción en manos de Salinas. 

Hace 40 años, cuando Salinas Pliego comenzaba a desarrollar la empresa de su familia, un buen amigo que trabajaba en Salinas y Rocha, la competencia de Elektra, comentaba que Ricardo estaba a punto de quebrar. Al tiempo en Salinas y Rocha quebraron  y Elektra floreció. Compró TV Azteca con la ayuda de Raúl Salinas de Gortari y luego se expandió con Banco Azteca y Total Play. Aunque sus prácticas al emitir deuda han sido ventajosas porque no paga en los mercados financieros, parece siempre salirse con la suya. 

Cualquier ciudadano, por más rico que sea, lleva todas las de perder si se enfrenta al Presidente, aún así no podemos apostar en contra de Salinas Pliego. Puede tener un as escondido que pueda ayudarlo a emparejar las cuentas y fumar la pipa de la paz con su “amigo” López Obrador. Pronto lo veremos. 

**La única apuesta válida es la de tu voto**

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