El Tren Maya sufre descarrilamientos y es muy probable que la economía nacional pueda descarrilar al final del sexenio. Por el contrario del nuevecito tren que iba a poca velocidad, las finanzas públicas tienen todo el acelerador al  tope.

La inyección de dinero en el primer semestre será espectacular. Buena parte del déficit fiscal del 5% del PIB se ejercerá antes de las elecciones con los adelantos de pensiones y el gasto en campañas.

Para la lucha anti inflacionaria del Banco de México la llave abierta de Hacienda es veneno puro. Siempre que hay un fenómeno de carestía se deben coordinar las políticas públicas entre el banco central y el gasto. Los últimos datos muestran que la altísima tasa de interés fijada por el Banxico (11%) no es suficiente para detener el convoy de precios, sobre todo en los servicios, que no dependen del dólar como las importaciones de bienes.

Todos sabemos que romper la piñata del gasto público crea una sensación temporal de bienestar y crecimiento. Es como una inyección de adrenalina, pero tiene un costo igual a la resaca después de un día de parranda.

Para celebrar el festín, Hacienda adquirirá deuda por dos billones de pesos. Sí, dos millones de millones de pesos. Una deuda cara porque las tasas están caras. El problema son las prioridades. Para el presidente López Obrador no hay otra salida más que ganar el 2 de junio. Incluso podría ganar la elección Claudia Sheinbaum y estar en problemas si la mayoría en el Congreso la obtiene la oposición.

Según datos del portal datosmacro.com, el PIB de México en 2024 ronda los 28 billones de pesos. El Gobierno federal ejercerá poco más de la tercera parte (9 billones) de los cuales al menos 1.9 serán prestados. La versión oficial es que se emplea ese déficit para lograr un estado de bienestar ampliado. Pero no hay fiesta económica perpetua. Justo al terminar la elección llegará la cuenta, justo cuando tengamos por primera ocasión la primera presidenta de México.

Irene Espinoza, subgobernadora del Banxico, declaró a Reforma que el esfuerzo para detener los precios debe mantenerse. Ella se opuso a la primera baja de 0.25% a la tasa de referencia. Como dicen en el argot financiero, es halcón, una persona conservadora que prefiere la austeridad para cumplir con la primera obligación del Banxico: sostener el valor de la moneda.

Otra vertiente de las políticas encontradas del Banxico con el gobierno es la apreciación del peso. Con tasas del 5% en EEUU y del 11% en México, el peso se devalúa más de lo sensato, de lo prudente para los productores y exportadores nacionales. Nuestra industria de la piel y el calzado la está pasando muy mal. Con el Yuan chino regalado y la enjundia del país asiatico para ganar mercado externo, los zapatos y la ropa orientales hacen agujeros que no serán de corto plazo. Incluso en mercados tan competidos como el de los autos, si el peso sigue fuerte, los chinos van a quedarse con la mitad del mercado. Solo esperar que lleguen los eléctricos de bajo precio desde Shanghái para que los fabricantes y distribuidores tradicionales abran litigios antidumping. El de autos tal vez sea uno de los pocos rubros donde no hay inflación por el efecto China. 

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