Big Mac en México: US 5.44 (89 pesos)
Big Mac en Texas: US 4.37 (72 pesos) -24%
Litro de diésel en México: 25.00 pesos
Litro de diésel en Texas: 15.00 pesos -40%
El precio del dólar interbancario se redujo a 16.39 pesos pero llegó a tocar 16.32 al comienzo de la semana. Son dos los factores que apuntalan nuestra moneda:
Las altas tasas reales de interés. Los cetes que están al 11% y la inflación subyacente que es del 4.55%, una diferencia de 6.4 puntos porcentuales.
El segundo factor es el flujo de dólares que recibimos por remesas, exportaciones e inversión extranjera. El lado positivo de la cuenta corriente de divisas. A México lo están inundando de dólares los especuladores, los paisanos que envían dinero, las exportaciones del narco y quienes invierten por el llamado nearshoring. Hay un festín de dólares (on sale) que no habíamos visto en 13 años.
Lo que es una bendición para las importaciones y los viajes al extranjero, se convierte en el infierno para la industria nacional, atrapada entre fuerzas que no pueden controlar. La pérdida de competitividad del peso, la recogen países asiáticos que producen muy barato con subsidios del gobierno y monedas también baratas como el yuan de China.
El economista Alejandro Werner, quien fuera uno de los artífices del salvamento económico en 1995 con Ernesto Zedillo, urgió al Banco de México a bajar las tasas de interés como lo han hecho Brasil y Chile.
El problema es el súbito e inmenso gasto público antes de las elecciones. El presidente López Obrador soltó todo el dinero de las pensiones con anticipación. Eso crea inflación. Con carestía a la alza, el banco central no puede reducir las tasas para poner en un lugar más sano el valor del peso. Incluso la inflación subió en marzo.
Los zapateros no ven la puerta, ni la industria textil nacional ni los exportadores de legumbres o de carne. México pierde competitividad en las pequeñas y medianas empresas aunque las grandes sigan exportando como nunca.
Al presidente no solo le conviene un dólar barato por su fama y buena imagen. Recordemos que un presidente que devalúa es un presidente devaluado. En este caso López Obrador cree revaluar su imagen de la mano de la revaluación del peso y hay algo de cierto en ello. El dólar estará de ganga hasta la elección y probablemente hasta octubre, cuando la nueva administración enfrente la cruda realidad.
Cruda realidad de un gobierno que deberá recaudar mucho y gastar menos para bajar el déficit público del 6% del PIB. Mientras eso sucede la industria del calzado perderá más competitividad, ventas y empleo. Serán seis meses de angustia. En ese tiempo los fabricantes chinos y vietnamitas tendrán un festín porque se comerán el mercado a bocanadas.
Los países con monedas fuertes o estables son los que tienen, no solo grandes reservas de divisas, sino una elevada productividad. Suiza, Singapur y Hong Kong son muestra de estabilidad monetaria incluso superior al dólar o al euro.
A los fans de la 4T, un peso fuerte les parece el triunfo inobjetable de la política económica del gobierno. Lo ideal, sin embargo, es un peso que obedezca a una canasta de precios semejantes a los de nuestros socios comerciales. Ni más ni menos.
Todo es electoral.
**El 2 de junio te desayunas un taco o almuerzas una Bic Mac y sales a votar**