Un mes antes de la elección comenzó la ansiedad, la notamos porque la mente se había convertido en un changuito que deambulaba de red en red. Mensajes de amigos en Whatsapp, debates en X y toda clase de información en Tik Tok, Instagram y Facebook. 

Nunca medimos el tiempo dedicado, el esfuerzo de redistribuir mensajes, consignas o información que nos diera luz sobre lo que estaba sucediendo. Caímos en la red de las redes. La ansiedad crecía cada día y el nerviosismo se parecía al último cuarto de hora de una final de futbol. 

Días después de la votación redujimos el tiempo pantalla, las respuestas en Whatsapp y nos alejamos de X, dejamos que las horas dedicadas a otros temas y otras lecturas fueran de desintoxicación. Funcionó. 

Viene a cuento esta reflexión sobre la ansiedad y los efectos que causan las redes sociales cuando pasamos demasiado tiempo buscando algo que nunca llega. Hoy, después de leer un ensayo en el New York Times del Médico General (Surgeon General) de los Estados Unidos, el Dr. Vivek Murthy, encontramos que las redes sociales pueden tener graves daños psicológicos.

El Dr. Murthy dice que estamos en una emergencia, que los adolescentes de EEUU, padecen ansiedad, aislamiento y depresión por el uso excesivo de las redes sociales y de sus teléfonos celulares. Hace un año había publicado un (Advisory) estudio profundo sobre el uso de redes sociales titulado “Los Medios Sociales y la Salud Mental de los Jóvenes”. Desde entonces los expertos hacían notar sus bondades y peligros.

Depresión, ansiedad y suicidios son en ocasiones resultado del uso excesivo de las redes. Además la competencia por la notoriedad (Influencers) y la franca criminalidad de sitios perniciosos, deforman la percepción de la realidad de los adolescentes con competencias absurdas. Después de 3 horas de uso diario, nace el peligro para los jóvenes. En EEUU el promedio llega a 4.8 horas diarias. 

El Dr. Murthy compara la emergencia a la de las muertes por accidente cuando no se usaba el cinturón de seguridad o las advertencias de cáncer y otras enfermedades en las cajetillas de cigarro. En México pusimos avisos a las bebidas, cereales y botanas con exceso de calorías, azucar o carbohidratos por la emergencia de la diabetes.

La emergencia puede evitarse si tomamos conciencia del efecto nocivo de una nueva adicción silenciosa, una a la que todos estamos expuestos. Amigos y familiares que no pueden separarse de su celular en la comida o en reuniones; jóvenes que tienen como medida de éxito lo que otros dicen en Tik Tok o simple distracción de “monkey mind” -brincos de chango mentales- por todo lo que ofrece Youtube, Facebook, X, Whatsapp, Tik Tok e Instagram. 

La mano de Dios con la cola del diablo, eso son las redes sociales. Pueden ser universidades de la mejor calidad como EDx, Brilliant, Skillshare, Coursera y docenas más; pueden ser entretenimiento y noticias al momento o sobre demanda en Youtube, pueden ser conferencias iluminadoras como las de Ted Talk; también fuente de las ideas y tendencias de ciencia y tecnología; hoy son la herramienta más poderosa que haya tenido la humanidad con la IA. 

Pero su abrumadora abundancia y poder distractor, sus mensajes falsos y modas vulgares, sus retos entre adolescentes y la transmisión de valores inventados en programas como el de Mr. Beast, crean torbellinos mentales en niños, jóvenes y adultos. Nadie escapa a la adicción. 

 

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