La invasión china es visible en todas partes del país, desde las tiendas de barata multiproductos hasta las nuevas marcas de autos que invaden el mercado. México acaba de imponer un arancel del 25% al acero chino, seguramente por presiones de Estados Unidos, pero también por conveniencia propia.
China tiene tanta capacidad de producción que no le importa vender a precios de “dumping”. Sus precios no tienen competencia. Ante la desventaja, los norteamericanos impusieron una tasa del 100% a los autos chinos. Europa también actuó con el 38%. En México pagan el IVA como todas las importaciones directas, el ISAN (impuesto sobre autos nuevos) y de un 10% a un 17% de importación dependiendo del precio.
La importación de autos chinos es explosiva. En los últimos meses se registraron congestionamientos en los puertos y escasez de contenedores por el volumen de vehículos que compramos. Aquí viene la pregunta para la próxima administración. ¿Estaremos del lado de Estados Unidos, Canadá y Europa frente a la invasión china o jugaremos a la independencia?
Las cifras del desbalance comercial con China son enormes y crecen a más de dos dígitos. El año pasado México importó de China unos 80 mil millones de dólares y nada más exportó 9 mil millones.
En la semana los países de la OTAN hicieron un reclamo a China por su apoyo a Rusia contra Ucrania. Recordemos que México tuvo un papel bipolar cuando Rusia inició la guerra. Mientras el representante en la ONU, Juan Ramón de la Fuente, condenaba la invasión con Europa y los Estados Unidos, el presidente López Obrador sólo decía que se debería de evitar la guerra, una postura tibia y absurda.
Sabemos que el conflicto comercial de Occidente con China favorece la posición de México. Ahora somos el principal socio comercial de Estados Unidos y la propia China quiere invertir en fábricas de autos para poder entrar a decenas de países con los que tenemos acuerdos de libre comercio.
Otra definición urgente es la participación de empresas nacionales y extranjeras en la producción de energías renovables. ¿Tendrá una visión global la nueva Presidenta? Sabemos que el designado secretario de Comercio, Marcelo Ebrard, es el más cosmopolita de los funcionarios. También vimos a Juan Ramón de la Fuente, el nuevo Canciller, actuar con firmeza y claridad en el seno de la ONU. Es improbable que vuelvan a invitar a soldados rusos al desfile del 16 de septiembre del 2025.
Durante seis años el presidente no salió de su Palacio hacia el mundo, no tuvo contacto con otros jefes de estado salvo los dictadores tropicales de Cuba y Venezuela. También con los de la izquierda obsoleta. Claudia tiene una gran oportunidad de cambiar el rumbo de la política exterior, fortalecer nuestros lazos con EU, Europa y Japón. El tema de China será uno muy espinoso.
Lo más delicado sería que llegara Donald Trump. Ahora viene recargado en contra de México y será su lema más fuerte de campaña, acabar con la migración venga de donde venga. Estados Unidos tiene una economía sana, creciente y ahora con menor inflación. Ese no es un tema para atacar a Joe Biden o a quien lo supla. En este caso la defensa es el propio Marcelo Ebrard, quien trató y contuvo (se dobló dijo Trump) la ira del republicano al principio del sexenio.
Por lo que vemos el gabinete tiene más competencia que el anterior; más experiencia y profesionalismo para armonizar nuestra relación con el mundo.