En los próximos días o semanas se definirá el futuro de la industria del calzado en el país. Empresarios guanajuatenses que representan más de la mitad de la producción nacional demostraron que los zapatos provenientes de China llegan ayudados con “dumping” desde su origen.
Uno de los ejemplos más arteros en contra de la industria son los tenis importados a 0.80 dólares por par. Ni siquiera el transporte y los gastos de exportación pueden valer 15 pesos. Menos que el precio de un kilo de tortillas o un taco en la vía pública.
La semana pasada en la CDMX clausuraron un centro comercial completo de productos asiáticos que se vendían en la informalidad. En las redes las empresas Temu y Shein, promueven prendas y calzado a precios irrisorios. El truco es que son importados individualmente porque los pedidos son a través de comercio electrónico. No pagan IVA, no pagan aranceles y sus precios son de dumping. Toda la ventaja en contra del fabricante nacional.
Son miles de millones de dólares de importaciones que dañan a la industria local. La industria textil y del calzado pueden desaparecer en pocos años si no hay una defensa por parte de la Secretaría de Comercio.
Mauricio Battaglia Velázquez, líder de la Cámara del Calzado tiene toda la enjundia para detener la invasión. Desde hace algunos años no habíamos visto un sector con la voluntad de defenderse como ahora. Si la cuota compensatoria, que seguro se impondrá a esas importaciones, es superior al 35% podría rescatar miles de empleos y reactivar la economía local.
Los críticos del proteccionismo pueden alegar que la cuota compensatoria será una carga más al precio del calzado, que el beneficio del consumidor se perderá con el encarecimiento de las marcas populares. Sin embargo el problema trasciende una industria. Al acero chino lo pararon en seco por acuerdos con Estados Unidos y la empresa De Acero, que también tiene plantas en Guanajuato, asegura que podrá producir más.
Comentaba un industrial de León que es imposible competir contra un país donde la carga social de las nóminas es de apenas el 5% y las jornadas laborales son de entre 10 y 11 horas diarias 6 días por semana. En México la carga puede llegar al 35% o más de las nóminas y las jornadas son de 45 horas por semana.
Si llega Donald Trump a la presidencia de EEUU, existe la amenaza para China de que podría tasar en 60% un arancel general. Para México sería de al menos 10%, terminando con las condiciones favorables que tenemos con el T-MEC de libre comercio. Aún con un 10% de arancel, el calzado y los textiles nacionales podrían competir en el mercado norteamericano contra el 60% de China.
Llega el tiempo de que la unión de los industriales para defender sus fábricas pudiera transformarse en una nueva estrategia de asociación para optimizar los recursos. En China, aparte de las políticas gubernamentales favorables, la economía de escala les permite ventaja de costos y precios. China produce 20 mil millones de pares de calzado al año. Unas cien veces más que México. En 5 o 10 años la robotización llegará a ese país como sucede con la fabricación de automóviles.
¿Qué será de nuestra industria cuando eso suceda? No lo sabemos. Por lo pronto Mauricio Battaglia está dando la batalla de hoy.