La contratación de 2,700 médicos cubanos que hará el IMSS para cubrir áreas rurales donde no hay atención de doctores mexicanos, podría costar miles de dólares mensuales por cada uno. Los números no los ha proporcionado el gobierno. 

En un pasado acuerdo, durante la pandemia, México pagó 11.4 millones de dólares por los servicios de 585 médicos cubanos, según datos proporcionados por el INAI. Unos 19 mil dólares por cada uno, más los gastos de la estadía. 

Para los doctores cubanos vivir en México en condición de esclavitud resulta mejor que permanecer encerrados en la isla que está en su peor época económica. Supongamos que el IMSS paga 5 mil dólares mensuales por doctor. El gobierno de Cuba sólo reintegra el 10% de lo que ingresa. Los médicos no tienen la libertad de quedarse aquí para hacer carrera porque sus familias no pueden acompañarlos. 

Según testimonios de doctores mexicanos, sus colegas que vinieron como especialistas de Cuba durante el COVID, no tenían las competencias ni los conocimientos necesarios para el puesto que se les contrató. Recordamos cómo los trasladaban en autobuses especiales para mantenerlos bajo control. 

Un médico gana en Cuba entre 54 y 140 dólares mensuales dependiendo de su especialidad. Un servidor público medio ingresa 40 dólares a tipo de cambio real, el de la calle. Además reciben una libreta de racionamiento de víveres, por los cuales hacen colas durante horas. Si el gobierno cubano les regresa el 10% a sus médicos, de lo que cobran a México, podrían ser entre 300 y 500 dólares, resulta un gran alivio para sus familias en la isla. 

La contratación de 2,700 cubanos en condiciones de servidumbre a la dictadura castrista puede costar al derechohabiente mucho más de lo que costaría contratar médicos mexicanos. El gobierno de la 4T hace la contratación a sabiendas de que es un crimen contra los derechos humanos de los médicos cubanos esclavizados. Lo hace para “ayudar” o “solidarizarse” con el pueblo cubano, cuando la realidad es un punto de apoyo para la dictadura. Una extraña postura para un gobierno de izquierda moderna.

El problema de Cuba es que no produce nada. En su inmensa miopía, Fidel Castro quiso convertir a su país en el campeón del azúcar. Cuando llegó al poder se producían unas 7 millones de toneladas. Fidel se inventó una meta de 10 millones en 1970 y puso a todo mundo a trabajar en la zafra. Estudiantes, amas de casa, todo ciudadano tuvo la obligación de participar aunque no supiera como se corta una caña. Logró 8.5 millones de toneladas, la meta no se cumplió. 

El año pasado tuvieron una meta de tan sólo 450 mil toneladas, que tampoco se cumplió. Según datos oficiales llegaron a 350 mil y en este año existe la versión de que no llegarán a 200 mil toneladas, ni siquiera cubren el consumo interno. 

La miseria de Cuba es que no produce nada y toda la culpa la echa al embargo norteamericano. Ahora vuelve a mendigar a Rusia apoyo a cambio de alineamiento como el que tuvo con la Unión Soviética. 

Si no quitan el INAI, al tiempo conoceremos todas las ayudas que México entrega a Cuba: petróleo, préstamos directos y contratación carísima de médicos esclavos. La ideología de la rancia izquierda cuesta sin frutos reales para los ciudadanos, cubanos y mexicanos.

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