Elia Guadalupe Muñoz Pérez, nutrióloga certificada con especialidad en salud pública y riñón, señaló que aunque cada vez hay más evidencia de que el peso no es uno de los indicadores más importantes de salud, el propósito de año nuevo más socorrido es ponerse a dieta para bajar de peso.
Recomendó que en lugar de seguir dietas de moda que ponen en riesgo la salud lo mejor es mantener un estilo de vida saludable y cuidar que el peso no fluctúe.
Si lo que se busca es perder varios kilos, hacerlo de manera saludable sin recurrir a dietas restrictivas que prometen una pérdida de peso en corto tiempo.
“Yo les digo a mis pacientes que no es lógico querer bajar 20 o 30 kilos en poco tiempo sin considerar cuánto les tomó llegar a él y no pretender bajarlos en un par de meses”, mencionó la nutrióloga.
En cuanto a los tipos de dietas de moda mencionó: La cetogénica o Keto, el ayuno intermitente, las veganas o vegetarianas, las de licuados y las clásicas, además de dar algunas de sus características.
La dieta cetogénica o Keto
Comentó que son dietas que funcionan, pero tienen su justificación en temas clínicos, por lo que las personas con problemas neurológicos como epilepsia se benefician mucho.
Sin embargo, para la población que solo busca bajar de peso podría tener efecto si la prescribe y supervisa un nutriólogo, ya que en ella se restringen los carbohidratos y el cuerpo se nutre sobre todo de proteínas y grasas.
“Esta dieta la promocionan varias empresas, hay nutriólogos con licenciatura y cédula que trabajan para ellas; el fundamento de esta dieta es dar un aporte bajo de carbohidratos y más proteínas y grasas”, dijo Muñoz Pérez.
Señaló que si una persona decidiera iniciar por sí sola, sin prescripción o supervisión de un nutriólogo, puede caer en un patrón incorrecto de comer proteínas y grasas inadecuadas como chorizo, salchichas o chicharrón prensado.
Además de que es una dieta no apta para todos, para paciente con problemas renales y mujeres embarazadas están contraindicadas.
Muñoz Pérez explicó que otro problema de esta dieta es que al restringir los carbohidratos se restringen las frutas, verduras, leguminosas como frijoles y garbanzos, por lo que se tiene que acompañar con suplementos para que no haya deficiencias de micronutrientes, vitaminas, minerales y fibra.
“Es una dieta cara porque las empresas que la promueven venden productos, por lo regular postres, como barras y brownies elaborados con harina de coco y avena”.
El ayuno intermitente
Muñoz Pérez comentó que esta dieta bien planeada puede tener efectos positivos en la pérdida de peso.
“Hay muchos tipos de ayuno, unos en los que tres días se consume alimento y cuatro se ayuna; los religiosos, muy estrictos como el Ramadán en donde durante un mes solo se bebe agua y té.
“Y el intermitente, en el que en 24 horas se da una ventana de ayuno, para que dentro de ocho se haga el desayuno y una comida y después solo se consume agua, agua mineral, café y algunos tés que no sean frutales”, comentó.
Destacó que lo que se busca es que no haya disposición de carbohidratos, grasas, ni proteínas durante el período de ventana de ayuno.
“La justificación para la pérdida y control de peso es la supresión de algunas hormonas que generan hambre y que el cuerpo siga viviendo con las reservas que tiene; esta dieta prescrita por un nutriólogo y bien vigilada pueden ser una buena alternativa para el control de peso, aunque no todas las personas son candidatas para llevar un ayuno intermitente”, agregó.
Dietas veganas o
vegetarianas
Añadió que este tipo de dietas no son malas por sí solas, pero lo ideal es que también sean supervisadas por un especialista debido al riesgo de deficiencias de algunos minerales como Zinc, Selenio y vitaminas como la B12 (que se encuentran en la carne).
“Hay un mundo de dietas vegetarianas o veganas que bien planeadas o con un menú bien diseñado pueden ser saludables, además de que cada vez hay más proteínas de origen vegetal como chícharo, soya y quinoa que pueden ayudar, pero siempre con el consejo nutricio de un experto”, comentó la especialista en riñón.
Otras dietas
Otra dieta que mencionó fue la de los licuados, ya sean de marcas como herbalife, omnilife o las recomendadas en la herbolaria.
“Son dietas terribles porque aunque son licuados aparentemente de frutas y verduras que sacian, no son adecuadas para todos, ya que si una persona con diabetes la toma se le eleva la glucosa en sangre”.
Agregó que no es lo mismo consumir frutas o verduras en piezas que todo licuado porque se hace una bomba de azúcar.
“Cuando uno come alimento sólido, es otro proceso digestivo, se muerde, mastica y el cuerpo se prepara para recibir el alimento, además de que tarda más en ser digerido y absorberse, por lo que la glucosa está más controlados que cuando entra todo licuado y se absorbe rápido”.
Señaló que la razón por la que la dieta de licuados no es adecuada es porque el proceso digestivo no empieza en el estómago, sino desde que la persona ve el alimento.
Primero se le antoja, lo huele, empieza a salivar, mastica y va cortando, mientras el alimento pasa tiempo en la boca en contacto con las enzimas de la saliva y luego al tracto digestivo.
“Cuando se toman licuados el alimento pasa poco tiempo en la boca y se pierde la primera parte de la digestión, de estar en contacto con la saliva, que los dientes lo corten, al llegar al estómago la absorción es rápida y eso provoca que la barrera intestinal se vuelve perezosa porque al intestino no le cuesta trabajo digerir”.
Comentó que cuando una persona que lleva una dieta de licuados quiera volver a consumir sólidos, aparecerán muchos síntomas gastrointestinales porque las vellosidades del intestino se vuelven perezosas.
Las dietas clásicas
Otras dietas que mencionó son la de la Luna, la del helado de vainilla y la de la manzana, que generalmente restringen todos los alimentos y solo dejan el que promocionan.
“Con la dieta del helado de vainilla se trata de desayunar, comer y cenar solo helado de vainilla, claro que la gente baja de peso, aunque esté comiendo pura azúcar, pero es por la deprivación de alimentos”, señaló Elia Guadalupe Muñoz Pérez, nutrióloga certificada, con especialidad en salud pública y riñón.